A una dama muy blanca vestida de verde
De ahí el poema de Góngora.
A una dama muy blanca vestida de verde
Cisne gentil, después que crespo elvado
dejó, y de espuma a la agua encanecida,
que al rubio sol la pluma humedecida
sacude de las juncias abrigado:
copos de blanca nieve en verde prado,
azucena entre murtasescondida,
cuajada leche en juncos exprimida,
diamante entre esmeraldas engastado,
no tienen que preciarse de blancura
después que nos mostró su airoso brío
la blanca Leda enverde vestidura.
Fue tal, que templó su aire el fuego mío,
y dio, con su vestido y su hermosura,
verdor al campo, claridad al río.
A una dama muy blanca vestida de verde
Cisne gentil, después que crespo el vado
dejó, y de espuma a la agua encanecida,
que al rubio sol la pluma humedecida
sacude de las juncias abrigado:
copos de blanca nieveen verde prado,
azucena entre murtas escondida,
cuajada leche en juncos exprimida,
diamante entre esmeraldas engastado,
no tienen que preciarse de blancura
después que nosmostró su airoso brío
la blanca Leda en verde vestidura.
Fue tal, que templó su aire el fuego mío,
y dio, con su vestido y su hermosura,
verdor al campo, claridad al río.
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