A veces la apariencia no lo es todo
Jem Castais se levantó de la banca, alisó su uniforme de marino y estudio a la muchedumbre que hormigueaba en la Grand Central Station. Buscaba a la chica cuyocorazón conocía, pero cuya cara no había visto jamás, la chica con una rosa en su solapa.
Su interés en ella había empezado trece meses antes en una biblioteca de Florida. Al tomar un libro de unestante, se sintió intrigado, no solo por las palabras del libro, si no por las notas escritas a lápiz en el margen. La suave letra reflejaba un alma pensativa y una mente lúcida.
En la primera páginadel libro, descubrió el nombre de la antigua propietaria del libro, Tessa Gray. Invirtiendo tiempo y esfuerzo, consiguió su dirección. Ella vivía en la ciudad de Nueva York. Le escribió una cartapresentándose e invitándola a cartearse. Al día siguiente, sin embargo, fue embarcado a altamar para servir en la Segunda Guerra Mundial.
Durante el año y el mes que siguieron, ambos llegaron aconocerse a través de su correspondencia. Cada carta era una semilla que caía en un corazón fértil; un romance comenzaba a nacer.
Jem le pidió una fotografía, pero ella se rehusó. Ella pensaba que si elrealmente estaba interesado en ella, su apariencia no debía importar. Cuando finalmente llego el día en el que debía regresar de Europa, ambos fijaron su primera cita a las siete de la noche, en la GranCentral Station de Nueva York.
Ella escribió: “Me reconocerás por la rosa roja que llevare puesta en la solapa”. Así que a las siete en punto él estaba ya listo en la estación, buscando ansiosamente ala chica cuyo corazón amaba, pero cuya cara desconocía. Dejare que Jem relate lo que sucedió después.
“Ya habían pasado 10 larguísimos minutos, era bastante tiempo, sentía que habían pasado horasdespués del tiempo acordado, tengo que confesar que estaba desesperado por encontrarla y mirarla a los ojos, a esos ojos que realmente no conocía, pero se con certeza que la mirada ya la conocía, esa...
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