A vuestro gusto
Huerto cerca de la casa de Oliverio.
ORLANDO.- Por lo que recuerdo,Adam, me fue legado de este modo: por testamento, sólo unas
miserables mil coronas; y, como dices, encargó a mi hermano, sobre su bendición, el cuidarme
bien. Y en esto principia mi desconsuelo.Tiene en la escuela a mi hermano Santiago, de quien
se cuenta con gran elogio el aprovechamiento. En cuanto a mí, me mantiene en casa
groseramente; o para hablar con más propiedad, me detiene aquí sinmantenerme; porque
¿llamáis manutención para un caballero de mi nacimiento, la que no difiere del modo de man-
tener a un buey en el establo? Mejor criados están sus caballos; pues aparte de lolozanos que
se ven con su alimento, se les enseña y adiestra, teniendo para ello picadores pagados a alto
precio. Pero yo, hermano suyo, nada gano bajo su poder, sino la talla; por lo cual tan obligadosdeben estarle sus ani-males en sus estercoleros como yo. Fuera de esta nada que tan
literalmente me da, su conducta parece quitarme lo poco que me dio la naturaleza. Me hace
alimentar entre suscriados, me priva del lugar que corresponde a un hermano, y hace cuanto
puede para que la educación mine mi buen natural. Esto es, Adam, lo que me aflige; y el espíritu
de mi padre, que pienso está...
Regístrate para leer el documento completo.