C. Brumann "Escribiendo para la cultura"
La pasada década, la idea de hablar de cultura sugería un grado excesivo
de limitación, homogeneidad, coherencia y estabilidad, mientras larealidad
social implica variedad, conflicto, incoherencias, acción individual y cambio.
Por esta razón, algunos antropólogos -principalmente post-estructuralistas
y deconstructivistas- sehan mostrado escépticos respecto a la concepción
anterior y han querido abandonarla.
De este modo, la antigua antropología ve la cultura como algo uniforme
-ignorando sus múltiples formas-,que se transforma en una cosa, una esencia
o incluso en un ser vivo que se desarrolla como tal. Esta clase de ideas
aumentan la distancia entre el antropólogo y el objeto de estudio, inclusodan
una posición de privilegio al primero como experto y traductor. Pero partiendo
del diagnostico hacia la curación, algunos autores sugieren que un simple
cambio gramatical puede ayudar.Así, si “cultura” como sustantivo parece
asociarse con alguna forma que parece ocultar más que revelar, “cultural”
como adjetivo se mueve en campo de diferencias, contrastes y comparacionesy se convierte en un elemento más útil. Sin duda, algunos antropólogos han
cometido grandes pecados en sus trabajos, aunque no es seguro que esto se
deba al concepto de cultura.
Porconsiguiente, podría existir una brecha entre los antropólogos clásicos y
modernos, pues al parecer tienen distintas teorías acerca de la cultura mundial.
Pero, aún así, la responsabilidad de laexagerada limitación y homogeneidad
del concepto de cultura anterior no puede ser solo para determinados enfoques
teóricos, pues algunas tradiciones y sucesos -que son más viejos que la propiadisciplina- también deben ser acusadas (mosaico territorialmente delimitado,
colonialismo, irrelevancia de la variación intra e interindividual). Además,
Brumann se propone mantener al...
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