E.H. Carr Y La Fábula Del Altruismo

La Moral Estatal en “La Crisis de los Veinte años” de E. H. Carr y la “Fábula del Altruismo”

“Ayuda a tus semejantes a levantar la carga, pero no a llevarla”.
Pitágoras

Al momento de hacer un acercamiento biográfico a Edward Hallet Carr para la mejor comprensión de sus postulados teóricos, salta a la vista que crece en el seno de una familia inglesa de profundas visiones políticasconservadoras, que luego, desencantada como reacción a las premisas de principio del siglo XX referentes al libre mercado, decide cambiarse al bando liberal; se gradúa de Cambridge y en 1916 comienza su carrera diplomática, participa en las negociaciones de Versalles de 1919, específicamente en el diseño de la Sociedad de las Naciones, de la cual abjuraría prontamente por considerar, tanto al tratado comoa la Liga los promotores de las iniquidades que luego reivindicarían Hitler y Mussolini como banderas nacionales contra la opresión del status quo resultante de la primera postguerra. Desarrolla durante su estadía en Rigia, Latvia, un profundo interés y conocimiento por la cultura y autores soviéticos, que luego permearían su forma de pensar definitivamente. En el campo de las RelacionesInternacionales, su obra “La Crisis de los Veinte Años (1919 – 1939)” escrita justo antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, pretende ser una denuncia al idealismo –o utopismo, como él mismo lo llama- imperante en nacimiento de la disciplina de las RRII, criticando duramente el concepto de “armonía de intereses” sobre el cual, a juicio del autor, se había edificado el nuevo orden “Wilsoniano” delas relaciones internacionales. Particularmente ahonda en el análisis de la moralidad en el sustrato internacional, cuestionando su misma existencia tal como estaba comprendida en el foro teórico imperante del momento y la separa del contenido idealista que le había sido otorgado, asociándola a valores morales más bien individuales; esto como parte de la crítica que funge como premisa fundamentalde su trabajo, que es que los teóricos utopistas pensaban que la imaginación idealizada abonaría el terreno para la práctica y no al revés, como postuló Carr. También señaló la absoluta falta de atención prestada por los idealistas al poder como factor determinante de las dinámicas interactivas de la comunidad internacional.

La moralidad, entendida por Carr, es el producto de un sistema legalparticular que es asegurado por un poder coercitivo. Las normas morales internacionales son impuestas a otros países por aquellos que tienen poder que, a su vez, se toman a sí mismos por representantes de la comunidad internacional. En estos términos, Carr plantea el carácter subjetivo de la moral y su alta potencialidad como elemento maleable idóneo para justificar cualquier acto políticamentenecesario o deseable. Así pues, podemos entender que en el sistema internacional no hay moral en el sentido en que se le aplica a los individuos, solo poder. Admite, sin embargo, que los seres humanos precisan ciertas normas y valores fundamentales universalmente aceptados y, lo que podría parecer una contradicción, tiene sentido cuando se explaya sobre la existencia de la moral del Estado, apuntandoque del Estado se exigen conductas que para el individuo serían inmorales en ciertos supuestos, como la amenaza de un Estado hostil que obliga al propio a hacer todo lo que esté en sus manos para eliminar la amenaza que le supone aquel. Si se erradica la amenaza externa, el Estado será entonces moralmente loable, lo cual contrasta con la visión de la moral individual, donde el imperativo de nomatar constituye una norma universal por cuanto la vendetta colectiva es ejercida por el Estado en nombre de los ciudadanos.

Bien vale hacer una salvedad: el mismo Carr apunta que existen unas ciertas máximas morales de comportamiento estatal en relación a sus pares, como es la obligación de honrar los tratados que suscribe, el principio conocido en Derecho Internacional Público como “pacta...