Realmente no podría decir quién la bautizó “Postre de Notas”. Fue quizás María Clara Mendoza, a la sazón directora de Carrusel. Lo cierto es que en abril de 1984 me llegó con la propuesta deescribir todas las semanas una columna de humor.

Aclaro que cuando digo “de humor”, me refiero a una columna de buen humor, porque conozco varias de mal humor, que nos amargan la vida cada vez que salen yparecen una lata de bilis condensada.

No. Esta tenía que ser una columna que provocara –así lo dijo la directora– “el ataque, la risotada o por lo menos la risa del lector”. Como nunca he tenidodemasiada fe en mí mismo, acepté que algunas columnas quizás arrancarían una sonrisa a las víctimas, pero no me comprometí a desatar carcajadas. Ni siquiera a desterrar bostezos.
A María Clara nopareció gustarle mi modestia (la calificó como “escepticismo cínico y falsa humildad que solo revela soberbia incontenible”), pero decidió jugársela.

— Ensayemos un par de meses y, si funciona,seguimos.
Luego la bautizó en honor de mi dulce favorito… y el 27 de abril debuté con una nota titulada “La muerte de perro”, que, como pasa con casi todo lo que escribo, no tengo ni idea qué decía.

Elcaso es que, al parecer, la columna de (buen) humor funcionó. Carrusel había nacido en marzo de 1977, el primer Postre de Notas se publicó siete años después y aquí sigo. Las cuentas, sin embargo, sonclaras y contundentes: en el presente número cumple esta sección 30 años redondos, y lo que eso significa en artículos: algo así como 1.300.
Seamos justos: 1.300 Postres de Notas son demasiadospostres. Con mucho menos se contraen enfermedades mortales o, por lo menos, se alcanza la obesidad irreversible.

La medicina moderna prohíbe abusar de la salud y nos enseña que en la caja del cuerpoexiste el denominado sistema simpático, red nerviosa autónoma que en los humoristas ocupa buena parte de su anatomía, se extiende al corazón y sube al cerebro, hasta el punto de que, de puro simpático,...