H 14 domingo Tiempo ordinario B
EVANGELIO
No desprecian a un profeta más que en su tierra.
+ Lectura del santo evangelio según san Marcos 6, 16
En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el
sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: «¿De donde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le han enseñado? ¿Y esos
milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y
José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?
Y esto les resultaba escandaloso.
Jesús les decía:
«No desprecian a un profeta mas que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.»
No pudo hacer allí ningún milagro, solo curo algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe.
Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.
Palabra de Dios.
HOMILIA
20142015
5 de julio de 2015
NO DESPRECIAR AL PROFETA
El relato no deja de ser sorprendente. Jesús fue rechazado precisamente en su propio
pueblo, entre aquellos que creían conocerlo mejor que nadie. Llega a Nazaret, acompañado de sus discípulos, y nadie sale a su encuentro, como sucede a veces en otros lugares.
Tampoco lo presentan a los enfermos de la aldea para que los cure.
Su presencia solo despierta en ellos asombro. No saben quién le ha podido enseñar un
mensaje tan lleno de sabiduría. Tampoco se explican de dónde proviene la fuerza curadora
de sus manos. Lo único que saben es que Jesús es un trabajador nacido en una familia de su aldea. Todo lo demás «les resulta escandaloso».
Jesús se siente «despreciado»: los suyos no le aceptan como portador del mensaje y de la
salvación de Dios. Se han hecho una idea de su vecino Jesús y se resisten a abrirse al
misterio que se encierra en su persona. Jesús les recuerda un refrán que, probablemente,
conocen todos: «No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en
su casa». Al mismo tiempo, Jesús «se extraña de su falta de fe». Es la primera vez que experimenta
un rechazo colectivo, no de los dirigentes religiosos, sino de todo su pueblo. No se esperaba
esto de los suyos. Su incredulidad llega incluso a bloquear su capacidad de curar: «no pudo
hacer allí ningún milagro, solo curó a algunos enfermos». Marcos no narra este episodio para satisfacer la curiosidad de sus lectores, sino para
advertir a las comunidades cristianas que Jesús puede ser rechazado precisamente por
quienes creen conocerlo mejor: los que se encierran en sus ideas preconcebidas sin abrirse
ni a la novedad de su mensaje ni al misterio de su persona.
•¿Cómo estamos acogiendo a Jesús los que nos creemos «suyos»? •En medio de un mundo que se ha hecho adulto, ¿no es nuestra fe demasiado infantil y
superficial?
•¿No vivimos demasiado indiferentes a la novedad revolucionaria de su mensaje?
•¿No es extraña nuestra falta de fe en su fuerza transformadora?
•¿No tenemos el riesgo de apagar su Espíritu y despreciar su Profecía?
•Esta era la preocupación de Pablo de Tarso: «No apaguéis el Espíritu, no despreciéis el
don de Profecía. Revisadlo todo y quedaos solo con lo bueno» (1 Tes 5,1921). ¿No necesitamos algo de esto los cristianos de nuestros días?
José Antonio Pagola
HOMILIA
20112012
8 de julio de 2012
RECHAZADO ENTRE LOS SUYOS
Jesús no es un sacerdote del Templo, ocupado en cuidar y promover la religión. Tampoco lo
confunde nadie con un maestro de la Ley, dedicado a defender la Torá de Moisés. Los campesinos de Galilea ven en sus gestos curadores y en sus palabras de fuego la actuación
de un profeta movido por el Espíritu de Dios.
Jesús sabe que le espera una vida difícil y conflictiva. Los dirigentes religiosos se le
enfrentarán. Es el destino de todo profeta. No sospecha todavía que será rechazado
precisamente entre los suyos, los que mejor lo conocen desde niño. ...
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