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H. P. Lovecraft
LA BÚSQUEDA DE IRANON
EL joven iba deambulando por la granítica ciudad de Teloth, coronado con hojas de
vid, el pelo amarillo rebrillando por la mirra y el atavío púrpura rasgado por las zarzas de la
montaña Sidrak, que se encuentra al otro lado del puente de piedra. Los hombres de Teloth
son cetrinos y austeros y habitan en casas cuadradas, y ceñudos interrogaron alforastero
sobre su procedencia, así como sobre su nombre y fortuna. A lo que el joven repuso:
—Soy Iranon y procedo de Aira, una ciudad lejana que recuerdo sólo débilmente,
pero que deseo volver a encontrar. Canto canciones que aprendí en esa distante ciudad, y mi
ambición reside en crear belleza con las cosas que recuerdo de la infancia. Mi fortuna está en
esos pequeños recuerdos y sueños, y enlos anhelos que entono en jardines cuando la luna es
amable y el viento de poniente conmueve los capullos de loto.
Los hombres de Teloth, escuchando tales cosas, cuchichearon entre sí, ya que aunque
no hay en la granítica ciudad ni risas ni cánticos, los adustos hombres miran a veces en
primavera hacia las colinas Karthianas y piensan en los laúdes de la distante Oonai, conocida
mediante relatos deviajeros. Y con tal pensamiento invitaron al forastero a quedarse y cantar
en la plaza que existe frente a la torre de Mlin, aunque no gustaban del color de su ropa
desgarrada, ni la mirra de sus cabellos, ni su tocado de hojas de parra, ni la juventud de su
voz dorada. Iranon cantó por la tarde, y mientras lo hacía un anciano comenzó a rezar y un
ciego afirmó ver una aureola sobre la cabeza delcantor. Pero la mayoría de aquellos hombres
de Teloth bostezaron, y algunos se rieron y otros se fueron a dormir, ya que Iranon no les
contó nada útil, cantando sólo sobre sus recuerdos, sus sueños y sus anhelos.
—Recuerdo el crepúsculo, la luna y cánticos suaves, y la ventana junto a la que me
acunaban para que me durmiera. Y tras la ventana estaba la calle de donde llegaban luces
doradas, dondedanzaban las sombras sobre casas de mármol. Recuerdo el recuadro de luz de
luna en el suelo, diferente a cualquier otra luz, y las visiones que danzaban sobre ese
resplandor cuando mi madre me cantaba. Y recuerdo el sol de la mañana luciendo en el
verano sobre las colinas multicolores, y la dulzura de las flores en alas del viento del sur, que
hacía cantar a los árboles.
»¡Oh, Aira, ciudad demármol y berilo, cuán innumerables son tus bellezas! ¡Cuánto he
amado las cálidas y fragantes arboledas al otro lado del cristalino Nithra, y las cascadas del
pequeño Kra que corre por el verde valle! En aquellas frondas y en ese valle los niños se
entretejían guirnaldas, y al anochecer yo soñaba sueños extraños bajo los árboles de montaña
mientras contemplaba las luces de la ciudad abajo, y elserpenteante Nithra reflejando una
cinta de estrellas.
»Y en la ciudad había palacios de mármol colorido y veteado, con cúpulas doradas y
muros pintados, y jardines verdes con pálidos estanques y fuentes cristalinas. Con frecuencia
jugaba en esos jardines, chapoteando en los estanques, y yací y soñé entre las pálidas flores
bajo los árboles. Y a veces, al ponerse el sol, subía por la larga calleempinada hacia la
ciudadela y la explanada, y oteaba sobre Aira, la mágica ciudad de mármol y berilo,
espléndida en su atuendo de luces doradas.
»Mucho hace que me faltas, Aira, pues yo era demasiado joven al partir hacia el
exilio, pero mi padre era tu rey y yo volveré a ti, ya que así lo ha decretado el sino. Por los
siete reinos te he buscado y algún día gobernaré sobre tus arboledas y jardines, tuscalles y
palacios, y cantaré ante hombres capaces de apreciar mi canto, que no se mofen ni me den la
espalda. Porque soy Iranon, el que fuera príncipe de Aira.»
Esa noche los hombres de Teloth alojaron al forastero en un establo y a la mañana
siguiente un arconte fue a él y le instó a acudir a la tienda de Athok, el zapatero remendón, y
hacerse aprendiz suyo.
—Pero yo soy Iranon, cantor de...
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