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H. P. LOVECRAFT , A. MERRIT, C. L. MOORE, R. E. HOWARD & FRANK
BELKNAP L.
EL DESAFÍO DEL MAS
ALLÁ
C.L. Moore, A. Merritt, H. P. Lovecraft, Robert E.
Howard y Frank Belknap Long, Jr.
George Campbell abrió a la oscuridad los ojos aún nublados
por el sueño y quedóse mirando hacia el trozo de cielo
nocturno que se divisaba a través de la abertura de la tienda
de campaña,antes de que se despabilase lo suficiente y se
preguntase qué era lo que le había despertado. En el claro y
fresco aire de aquellos bosques canadiense parecía haber un
soporífero tan fuerte como el de la droga más poderosa.
Campbell siguió inmóvil un momento, sumergiéndose
lentamente en las fronteras del sueño, consciente del
delicioso
cansancio
que
experimentaba,
de
la
desacostumbrada sensación dehaber usado a fondo sus
músculos, para dormitar ahora a sus anchas. Aquel era el
momento más codiciado de sus vacaciones, cuando
descansaba después del trabajo, en la transparente y suave
noche del bosque.
Deleitándose mientras su mente volvía a hundirse en la nada,
Campbell se dijo a sí mismo, una vez más, que aún tenía por
delante tres largos meses de libertad. De libertad de las
ciudades y de lamonotonía; de libertad de la enseñanza, de la
Universidad, de los estudiantes sin interés alguno por la
geología, que trataba de inculcarles en el impenetrable
entendimiento, y con lo que se ganaba la vida; de libertad...
De pronto, la suave somnolencia cesó bruscamente. Afuera,
la paz se había visto interrumpida por un estrépito de latas
entrechocando entre sí. George Campbell incorporósesúbitamente en su catre y alargó el brazo hacia su linterna. En
seguida, y al tiempo que se reía en voz baja, dejó de nuevo la
linterna en su sitio. Al forzar la vista entre las tinieblas de la
noche, vio afuera una bestezuela nocturna que al corretear
entre los botes de conserva había provocado el estrépito.
Campbell tendió una mano hacia la abertura de la tienda en
busca de un guijarro para arrojarlocontra el intruso animal.
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UNIVERSIDAD MISKATÓNICA LOVECRAFTIANA
EL DESAFÍO DEL MAS ALLÁ
H. P. LOVECRAFT , A. MERRIT, C. L. MOORE, R. E. HOWARD & FRANK
BELKNAP L.
Sus dedos dieron con una piedra de buen tamaño, y la alzó
por encima de la cabeza, dispuesto a arrojarla.
Pero no llegó a lanzar la piedra. No la tiró porque se dio
cuenta de lo extraño que era el guijarro que había cogido. Setrataba de un objeto cúbico, cristalino, que tenía aristas
redondeadas. La singular sensación de aquellas caras pétreas
causó tal curiosidad en Campbell, que cogió de nuevo la
linterna y alumbró con ella el objeto que sostenía en la mano.
Todo vestigio de sueño le abandonó cuando comprobó lo que
había encontrado tanteando en la oscuridad. Era un cubo de
caras lisas, tan transparente como el cristal deroca. Se trataba
de cuarzo, indudablemente, pero no en su habitual forma
cristalizada hexagonal. De algún modo que ignoraba, le había
sido dada la forma de un cubo perfecto que medía unos diez
centímetros por cada una de las desgastadas aristas. Pues, en
efecto, estaba increíblemente desgastado. El durísimo cristal
aparecía tan redondeado que las aristas casi desaparecían, y
el objeto tenía yacierto aspecto de esfera. Para quedar así,
aquel extraño objeto tenía que haberse visto sometido al
desgaste a lo largo de milenios, de edades más allá de toda
cuenta.
Pero lo más notable de todo era la forma que se podía divisar
tenuemente en el corazón de aquel gran cristal. Incluido en el
centro del mismo, se veía un pequeño disco de una sustancia
pálida y desconocida, con unos caracteresinscritos en su
superficie. Eran unos trazos que recordaban vagamente la
escritura cuneiforme.
George Campbell arrugó el ceño Y se inclinó más aún sobre
el pequeño enigma que tenía en las manos, preso de una
curiosidad sin límites. ¿Cómo podía haber quedado incluido
un objeto como aquel disco, en el interior de una roca de
cristal puro? Recordó vagamente antiguas leyendas que
afirmaban que los...
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