J. huergo
por las diagonales de la cultura y la política
Por Jorge A. Huergo[1]
Hace diez años nos acechaba la tormenta depredadora del neoliberalismo. En ese contexto comenzamos con un grupo de compañeras y compañeros a plantearnos, a partir de una investigación, la entidad de un campo novedoso, conflictivo, a veces confuso, que llamamosComunicación/Educación. Nuestro tiempo nos encuentra intentando continuar el ensanchamiento del campo de Comunicación/Educación. El propósito de este texto no sólo es dar cuenta de ciertas continuidades en la búsqueda por ensanchar el campo, en un territorio más amplio que las meras prácticas y reflexiones acerca de la vinculación entre los medios, las tecnologías y la educación. También es proponer algunascoordenadas para atravesar su densidad y reflexionar sobre sus dimensiones político-culturales, en una sociedad compleja y conflictiva, marcada a fuego por las escenas de crisis orgánica.
1. ¿Dónde “Comunicación/Educación”?
Un campo se define, se vivifica y se enriquece por los contextos que le dan origen y que lo configuran y refiguran, más que por las razones o desarrollos inmanentes del mismo,por muy sesudamente fundados que estos fueran. Vivimos una etapa nueva en América Latina, con ambigüedades e incertidumbres, pero con aires sociopolíticos prometedores; y esto provoca necesariamente nuevas reflexiones acerca de nuestro campo, que de hecho es absolutamente diferente a los desarrollos que el mismo ha tenido en Europa, en América del Norte o en Australia, por ejemplo. No nos animatanto la novedad de los modelos surgidos en otros contextos ni nos alienta la tentación de copiarlos, sino que nos vivifica la riqueza y el sentido de nuestras propias búsquedas (que exceden en mucho “mis” búsquedas), situadas, estratégicas, articuladas con razones políticas que sueñan con la justicia y la igualdad social y la dignificación cultural de nuestras comunidades.
Nos enfrentamos con uncampo hecho de relaciones tensas, al que ahora pretendo seguir tensando: hacer un paréntesis de esas salidas pragmáticas, instrumentales o aún “críticas”, tan tranquilizadoras a veces y tan viciadas de desmemoria, para reconocer esas escenas que provocan el ensanchamiento del campo. Porque “Comunicación/Educación” alude a la intencionalidad de recuperación de procesos (aún a costa de perder ciertadelimitación de objetos disciplinares o interdisciplinarios); de reconocimiento de los contextos históricos, socioculturales y políticos (donde surgen o se originan los problemas y las producciones teóricas), y de construcción algunas bases preliminares para provocar un espacio teórico transdisciplinario, movido más por un campo problemático común con relaciones tensas, que por miradasdisciplinares escindidas (Huergo, 1997).
Comunicación/Educación se ha reducido de manera creciente a lo instrumental, separándolo de los procesos culturales y políticos que le sirven de contexto y lo atraviesan. Los nombres “pedagogía de la comunicación” o “de los medios”, “comunicación educativa”, “educación para los medios” o “para la recepción”, “mediaciones educativas”, “educomunicación”, parecenaludir más a la potencialidad inmanente de los conceptos con relación a cómo se “juega” en la sociedad (o en prácticas institucionales o de organizaciones), que a la densidad y espesor de un campo que crece al ritmo de la complejidad, la conflictividad y cierta persistencia de la crisis orgánica en nuestras sociedades. Algunos de ellos, incluso, parecen suturar prematuramente, a mi juicio, lostérminos de una relación tensa y conflictiva. Sin embargo, esta sutura sólo puede ocurrir en un (aún) reducido número de experiencias y prácticas.
¿Qué procesos en qué contextos? ¿Qué prácticas de comunicación/educación? El tiempo post-neoliberal es denominado por algunos autores como “modernidad tardía”. Un tiempo en que “se están descomponiendo los parámetros que estructuraron la...
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