La cultura para todos no sin el ombligo del arte. Por Jessica Jara
Por Jessica Jara
El problema de la sublimación
Entre los textos “El porvenir de una ilusión” y “El malestar en la cultura” encontramos que Freud destaca al arte junto a la ciencia y la religión como los tres grandes productos de la sublimación. La cultura llega-a-ser por los procesos sublimatorios que hacen posible la formación del lazosocial.
La sublimación favorece la creación. En el caso de la religión somos partícipes del pasaje de la constitución del Otro por parte del sujeto; en el terreno de la ciencia hay una investigación redireccionada hacia fines sociales con su respectiva fabricación de gadgets; reconocemos la producción de objetos de arte del genio artístico creador. En el tejido cultural tienen lugar interesantesencuentros como el “arte-religioso”. En términos generales, las creaciones de los sujetos pasan a formar los bienes materiales e inmateriales de las culturas, el capital imaginario-simbólico de las civilizaciones. En singular, la sublimación misma es una creación.
Lacan había señalado irónicamente que la venta de las creaciones sería la comercialización de los deseos del artista. En esta vía,J.A.Miller precisó en “La salvación por los desechos” que “lo que se llama sublimación efectúa la socialización del goce”, agregando que el analista también lo logra desde su posición, con “su arte”, por el que también se hace pagar.
Desde otra perspectiva, la sublimación de las fuerzas pulsionales se realizaría cual formación reactiva a la proximidad del goce. Sería el costo que el procesocultural le impone al sujeto. Sin embargo, Lacan en el seminario XI puntualizará que a nivel de la sublimación hay satisfacción de la pulsión, aún con el cambio de meta, ésta se realizaría en su recorrido mismo. La satisfacción del artista está en el trabajo mismo de la creación, del que se desprende un resto: la obra arte, las sobras de arte.
En su seminario sobre la Ética, Lacan ya habíaampliado la teorización sobre la esfera de la sublimación, mostrando que las vías sublimatorias son formas-de-hacer con respecto al agujero. El bien y lo bello cual velo ocultan la nada que precede a la creación. Así, la distancia-ritualizada que toma la religión es una manera de evitar el agujero; la ciencia -como la filosofía- no cree en él y lo forcluye; mientras que el arte se caracteriza por unacierta organización en torno al vacío, al que le da forma (la vasija inicial). En el seminario XVI Lacan retomará: “la sublimación es lo propio de quien sabe contornear eso a lo que se reduce el sujeto supuesto saber”, siguiendo a Regnault tendríamos que concluir que a lo que se reduce el sujeto supuesto saber es al objeto a, otro nombre del vacío, del agujero.
El problema de la sublimación sesuscita cuando las creaciones exceden el campo del bien y de lo bello. Cuando el velo falta, el horror hace su aparición. Si en principio la sublimación y la cultura posibilitaban el alejamiento del camino del deseo, paradójicamente su producto, el objeto de arte puede, en ciertas condiciones, referir la Cosa en sí. Una fracturaa nivel de la cultura indica la irrupción del arte.
El arte “deruptura” encarna el fracaso del discurso compacto y completo de las grandes ideas sublimatorias. Es el cuadro de los Embajadores de Holbein mostrando lo real del ideal científico. Es Miguel Ángel superando con su versión de Moisés el encargo de la autoridad renacentista. Es Moliere ironizando las muchas veces descabellada orden médica. La atemporal Venus aún desconcierta en su verdad pagana en el MedioEvo. Es la obra de Duchamp que rebate a su par de Da Vinci.
La obra artística que irrumpe en la máquina cultural muestra una verdad que produce efectos singulares. El arte es suplemento hasta que se convierte en saber establecido y re-conocido por la cultura. El arte y la cultura coexisten en tensión.
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