Libro VI (484a–511e)

Páginas: 8 (1763 palabras) Publicado: 10 de marzo de 2014
Libro VI (484a–511e)
Este libro comienza donde acabó el anterior: «filósofo es quien puede alcanzar lo que es siempre igual a sí mismo»[i], no quien anda errante tras la multitud de cosas variadas y variables. Ahora se puede entender porqué el único gobernante puede ser el filósofo. Al buscar sólo lo que es y huir de todo lo falso, renunciará a los placeres del cuerpo para entregarse a los delalma; no estimará en exceso la vida, y no temerá a la muerte; tendrá facilidad para aprender y para retener lo aprendido. En definitiva, moderación, valor y sabiduría (prudencia = sabiduría), que son las virtudes que, en armonía, forman la justicia [ii].
El problema general que domina La República puede plantearse entonces de un modo nuevo; hay formas de Estado en que la degeneración del filósofoes difícil e incluso imposible, ya que este por haber aprehendido cabalmente todos los objetos de su amor, quedan estos impresos en su alma y ya nunca más los ha de olvidar[iii]. Dentro de esta escala, esa es la forma de estado que hay que buscar, un Estado que posea las virtudes de un hombre excelente, con perfecta areté. Lo que debe predominar es la Idea del Bien; y con el libro VI alcanzamosel mismo núcleo de la solución que Platón da a sus problemas. La mayor paradoja procede, por otra parte, de que el Estado perfecto debe ser constituido por el sabio perfecto, y este, a su vez, no puede serlo más que en el Estado ideal.
Es lógico que, en la práctica, esto no ocurra así: «los ignorantes que pilotan hoy la nave de la polis desprecian a quien sabría hacerlo»[iv]; y también es naturalque haya filósofos perversos, pues el mejor dotado es el más peligroso si el ambiente lo pervierte. Este comentario de Sócrates, se debe a la crítica que él hace de la educación sofística, la cual es tomada como un juego, haciendo que la educación sea fragmentada y llena tan solo de opiniones, sin llegar a conocer el verdadero objeto del arte en la que se quiera desempeñar. De ahí, precisamente,la importancia de la educación. La educación demagógica de los sofistas, son sus censuras ruidosas y sus aplausos exagerados, hace a los jóvenes ambiciosos llenos de vanidad, por no decir de conceptos erróneos, que los elevan a donde no deben de ir. El bien dotado deserta de la filosofía, a la que acude una manada de falsos filósofos. Los pocos dignos que perseveran quedan aislados e indefensos,absortos en sus meditaciones.
En cambio, en la polis justa habrá que afirmar y prolongar la paideia, la buena educación desde la adolescencia hasta la vejez, en un progreso constante. Tras el primer ciclo de música y gimnasia, los verdaderos filósofos[v] proseguirán la preparación precisa para poder llegar a proporcionar, como gobernantes, la justicia a la polis. Serán muy pocos en número, pues asílo exige la dificultad de que se den en una misma persona todas las cualidades necesarias. Para asegurar tan difícil combinación será menester «un largo rodeo» que les lleve a conocer las virtudes a partir de la relación entre ellas y la Idea de Bien, «la mayor lección» o «más alto objeto de conocimiento».
Para Platón, el hombre es una criatura dual, que participa igualmente del mundo de lossentidos –lo perecedero– y del mundo de las Ideas –lo eterno e inmutable[vi]. También creía que el alma de cada hombre había existido en el reino de las Ideas antes de encarnarse. Ya dentro del cuerpo, sólo recordamos vagamente las Ideas. Las cosas de este mundo le recuerdan las Ideas. Este recuerdo despierta en el alma un deseo de volver a la verdadera morada del alma. Desde ese momento, el cuerpo yel mundo de los sentidos se empiezan a ver como algo imperfecto e insignificante. El alma ansía liberarse de las cadenas del cuerpo[vii]. Teniendo en cuenta esto, el filósofo debe ir en contra de lo que hace la mayoría de las personas, las cuales se aferran a las imágenes imperfectas, a lo mudable y corruptible. Sólo unas cuantas personas están capacitadas para elevarse a la contemplación de...
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