M S All De Los Obst Culos
Por Víctor Manuel Rivera,
del libro Más allá de una mirada
Se movía a paso lento por lo dificultoso del
camino. Desde muy temprano había emprendido
el viaje rumbo norte. La tempestad le hacía más
difícil desplazarse. La nieve le cubría una tercera
parte de su cuerpo. El frío empujado por el viento
era casi insoportable. Caminaba con mucho aprieto
encontrando muy pocavisibilidad pero esto no
le hizo desistir del viaje.
Durante el trayecto le decían que no siguiera:
que no cometiera tal locura, que se fijara en el mal
tiempo, que se quitara de su mente esa tonta idea y
cosas semejantes. Que dejara de soñar y que mejor
se dedicara a esperar a que pasara el invierno y que
a la llegada de la primavera podía hacer el viaje. Pero
hizo caso omiso a talesrecomendaciones y antes de
la salida del sol empezó su largo camino en medio
de un vasto bosque blanco; muy frío y
sin señales de vida alguna.
Habían pasado tres días con sus noches,
sus reservas alimentarias empezaron a menguar
pero debía seguir adelante, siempre adelante, hacia
el norte. Esto último recordó decir a su abuela materna:
“Hijita, nunca debes olvidar que aunque el
camino te parezca largo,tedioso y difícil, nunca
deberás renunciar, nunca. Recuerda siempre seguir
hacia delante, camino del norte”.
Pero la meta estaba aún muy lejos, primero
tenía que acabarse el extenso y tupido bosque con
todos los peligros que éste encerraba, sólo entonces
lograría su objetivo.
Habían transcurrido tres días más con sus
noches pero aún no llegaba. ¿Se habría equivocado
la abuela? La duda empezaba amolestarle en su
interior. Las voces de desánimo de cuantos trataron
de detenerla en su empresa se escuchaban como
eco en su pequeña cabeza y en la profundidad del
bosque blanco que le aprisionaba. El resonante
eco era cada vez más fuerte, lo que hacía brincar
a su asustado corazón. Pero volvió a recordar las
palabras de su abuela, ella nunca le había mentido.
Empezó a ver su rostro en suspensamientos y en
el alto cielo estrellado. Aquella sonrisa y mirada de
cariño le decía una y otra vez:
“Nunca te rindas. Recuerda ir siempre hacia
delante, no importan los tropiezos, el norte debes
conquistar. Allí, en el norte, encontrarás el árbol que
siempre está verde y frondoso, que aún en invierno
sigue dando fruto abundante”.
Estos consejos que todavía recordaba le
devolvieron la fe y laesperanza que le garantizaba,
llegar a lograr su más anhelado sueño. Seguiría
adelante, con todas sus energías; adelante hacia el norte.
El gran amor que su abuela siempre le demostró
y que ella supo reciprocar fue perfecto. Esto
hizo que mantuviera confianza en sus palabras pues,
entre ambas, no hubo engaño alguno. La confianza,
la entereza y la tenacidad que aprendió de su abuela
le dieron energíasuficiente para seguir el camino.
Unos días más tarde, ya sin energías para seguir
su aventurada travesía, cayó casi a desmayar.
Debido al gran esfuerzo realizado, la pobre
estaba extenuada: físicamente rendida, más su
corazón seguía con mucho ánimo aquella voz en su
interior que no cesaba de animarla a seguir. Esto le
volvía a dar mucha seguridad y le invitaba a levantarse
y seguir adelante.
Aquel:“¡Siempre hacia delante!”, resonó una
vez más en su interior, y esta vez con más claridad.
Empezó a sentir que ya llegaba, que el camino estaba
por acabar y que se acercaba a la meta.
Habían trascurrido siete días con sus noches
desde que salió aquella mañana abandonando el
calor de su humilde hábitat. Los últimos tres días
no había probado alimento alguno ya que estos se
habían agotado del todo.Aquello la había debilitado
grandemente. Empezó a sentir un fuerte mareo que
le hizo caer hacia atrás, sobre la mullida y fría nieve
hasta ir perdiendo el conocimiento.
No había pasado mucho tiempo cuando sintió
que algo cayó sobre su rostro, lo que le hizo despertar
y abrir con prontitud sus pesados párpados. Como
pudo, miró hacia arriba, a duras penas logró divisar
una rama con su cansada y...
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