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Esta duda y los sufrimientos aún válidosde la filosofía materialista, separan nuestroespíritu del de los
primitivos.
Nuestro espíritutiene una grieta, que cuando se logra tocar,produce elsonido de un fino jarrónquebrado, hallado en el fondo de la tierra.Por eso, la inclinación a lo primitivo, comola que hoy tenemos abiertamente tomada enpréstamo, será de corta vigencia.Estas dos clasesde semejanzas entre elarte nuevo y las formas de etapas pasadas,son radicalmente diferentes. El primero esexterno y, por lo tanto, no tiene porvenir.El segundo es espiritual y por eso lleva ensí lasemilla del futuro. Tras la etapa dela tentación materialista, en la que aparen-temente murió y que, sin embargo, ahorarechaza como una tentación negativa, elalma se levanta afinada por la lucha yelsufrimiento. Los sentimientos más burdos,como el miedo, la alegría, la tristeza, etc.,que podrían usarse en esta etapa de ten-tación como contenido del arte, atraeránpoco al artista. Este buscarádespertar sen-timientos más sutiles que en la actualidadno tienen nombre. El artista tiene una vidacompleja, sutil, y la obra surgida de él ori-ginará necesariamente, en el público capazde sentirlas,emociones tan matizadas quenuestras palabras no las podrán mani-festar.El espectador es hoy incapaz, salvo enexcepciones, de tales vibraciones. Deseahallar en la obra de arte una simple imitaciónde lanaturaleza que le sirva para algún finpráctico (el retrato en su
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ponerse serio, pero el sentido de estos mo-vimientos le es ajeno totalmente.Hay, a pesar de esto, otra igualdad ex-terior de las formasartísticas que se asientaen una gran necesidad. La igualdad de laaspiración espiritual en todo el medio moral-espiritual, la aspiración hacia metas que,perseguidas primero, fueron luego olvidadas;esdecir, la igualdad del sentir interno de todoun periodo puede llevar lógicamente al empleode formas que en un periodo anterior sirvieronpositivamente a las mismas aspiraciones. Así nació parte de...
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