¡Reauda tu oro!

Páginas: 10 (2376 palabras) Publicado: 25 de noviembre de 2014
Arthur C. Clarke: La Estrella.
tres mil años luz hasta el Vaticano. En otro tiempo creía que el espacio no podía alterar la fe; y lo creía al igual que consideraba fuera de duda el que los cielos cantaran la gloria de la obra de Dios. A la sazón he visto esa obra y mi fe se encuentra considerablemente minada.
Contemplo el crucifijo que pende en la pared de la cabina sobre el ordenador Mark VIy por primera vez en mi vida me pregunto si no será un símbolo vacuo.
No he hablado con nadie todavía, pero la verdad no puede ocultarse. Los datos existen para que alguien los observe, registrados como están en millas incontables de cinta magnética y miles de fotografías que llevamos de regreso a la Tierra. Otros científicos las interpretarán tan fácilmente como yo; más fácilmente, sin duda. Nosoy quien para simular la manipulación de la verdad que tan pésimo prestigio proporcionó a mi orden en los días pasados.
La tripulación está ya bastante deprimida; me pregunto cómo se tomarán esta última ironía. Pocos de cuantos la componen tienen una fe religiosa, y, no obstante, no se aprovecharán de este arma definitiva usándola contra mí; guerra privada, honrada pero fundamentalmente seria,que ha tenido lugar durante todo el trayecto desde que salimos de la Tierra. Era divertido tener a un jesuita de Primer Astrofísico. El doctor Chandler, por ejemplo, nunca pudo asimilarlo del todo (¿por qué serán ateos tan notorios los hombres entregados a la medicina?). A veces me encontraba ante el tablero de observación, donde las luces permanecen siempre amortiguadas y el resplandor de lasestrellas con gloria inalterada. Se me acercaba entonces y se quedaba contemplando el exterior por la gran escotilla oval, mientras los cielos giraban con lentitud en torno de nosotros a medida que la nave se balanceaba de punta a punta con la escora que no nos habíamos molestado en corregir.
-Bueno, padre -acababa diciendo al final-. Esto prosigue una eternidad tras otra; acaso lo hizo Alguien. Sinembargo, ¿cómo puede creer usted que ese Alguien ha de tener un interés especial en nosotros y en nuestro miserable mundillo? Esto es lo que no puedo entender. -Comenzaba entonces la disputa, mientras las estrellas y las nebulosas giraban en derredor de nosotros en silenciosos e infinitos arcos que se abrían del otro lado del plástico de la escotilla de observación.
En mi sentir, era la aparenteincongruencia de mi posición lo que, de veras, divertía a la tripulación. En vano argumentaba yo con mis tres artículos en el Diario Astrofísico y mis cinco de Noticias Mensuales de la Real Sociedad Astronómica. Les recordaba que nuestra orden había conseguido no poca fama por sus trabajos científicos. Podíamos quedar pocos ya, pero desde el siglo XVIII habíamos hecho aportes a la astronomía y lageofísica que no podían ni siquiera evaluarse.
¿Dará al traste con mil años de historia mi informe sobre la Nebulosa del Fénix?
Me temo, empero, que dará al traste con muchas más cosas.
No sé quién bautizó a la nebulosa con ese nombre que tan malo me parece. Si contiene una profecía, ésta no podrá verificarse hasta dentro de mil años. Hasta la palabra «nebulosa» es equívoca, ya que el Fénix esmucho más pequeño que esas magníficas acumulaciones de gas (la materia de las estrellas nonatas) que se esparcen por toda la longitud de la Vía Láctea. En escala cósmica, por supuesto, la Nebulosa del Fénix es una cabeza de alfiler, una tenue cáscara de gas que rodea a una estrella única.
O lo que queda de esa estrella…
Mientras se alza por encima de las líneas del espectrofotómetro, larubensiana pesadez de Loyola parece burlarse de mí. ¿Qué habrías hecho tú, Padre, con este conocimiento que me ha sobrevenido, tan alejado del pequeño mundo que era todo el universo que tú conociste? ¿Habría triunfado tu fe en la prueba, como la mía ha fallado ante ella?
Miras en la distancia, Padre, pero por mi parte he ido más allá de lo que pudieras haber imaginado cuando fundaste nuestra orden hace...
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