T R A D U C C I O N E S , E N E S P A Ñ A , D E ATALA Y RENÉ DE CHATEAUBRIAND
DE CHATEAUBRIAND
MARTA GINÉ JANER
UNIVERSITAT DE LLEIDA
Este año de 1998 en que conmemoramos el doscientos treinta aniversario del
nacimiento de Chateaubriand, nos ha parecido interesante realizar un análisis de las
traducciones, en España,1 y hasta 1830, de estas dos obras del reputado escritor bretón,
quizás las dos obrasque más contribuyeron a su pronto éxito y popularidad.
Evidentemente, la notable curiosidad de la península hacia Chateaubriand ha sido
estudiada -por lo que se refiere a imágenes, temas y mitos comparatistas-, de forma
necesariamente fragmentada a causa de su extensión, por diversos especialistas que
sería largo de reseñar aquí.2 Nuestro objetivo se basa, pues, en el estudio, no decontactos,
influencias, préstamos o deudas literarias, sino -dentro de los estudios de recepcióndel estudio del corpus de las obras traducidas, en el período mencionado: nos guía la
aspiración de contribuir al conocimiento de Chateaubriand en España (basándonos en
las traducciones propiamente dichas, ediciones, contextos de recepción), es decir, en el
marco de lo que es propiamente una tarea desociología de la literatura y también en el
marco de una tarea interpretativa de esa recepción.
Edgar Allison Peers fue el primero, en 1924, en realizar un análisis de conjunto
de la recepción de Chateaubriand en España: constata las diferentes traducciones de
obras de nuestro escritor anteriores al año 1860, señala también las frecuentes apariciones
de Chateaubriand en la prensa española, ya seaen forma de críticas o reseñas elogiosas,
y establece unas conclusiones de carácter general sobre la recepción de Chateaubriand
en España. En este trabajo, el autor señala así mismo la aparición inminente de otro
artículo firmado por Jean Sarrailh (1925; reimpreso en 1933), dedicado, exclusivamente,
a la recepción de Atala en España: en este estudio se establece una reseña bibliográfica
detodas las traducciones de Atala hasta 1832 y se examinan los presupuestos estéticos,
1 La precisión geográfica es pertinente: sabemos que por motivos socioculturales e históricos (véase, por
ejemplo, Ferreras 1973: 81-82), son muchas las traducciones -de las dos obras que estudiamos- realizadas en
lengua castellana pero publicadas en Francia; por razones de las dimensiones de este trabajo novamos a
ocuparnos de ellas.
2 Únicamente constatar que A. Joucla-Ruau ha estudiado las relaciones literarias de Valle-Inclán con nuestro
autor, R. Pageard ha hecho lo mismo con Bécquer, A. J. Carlos lo ha estudiado con relación a la Avellaneda,
B. J. Dendle lo ha estudiado con relación a Espronceda, R. Esquerra con relación a Balmes...
históricos y culturales en general que explicarían eléxito -y también las críticas negativasde Atala-, a nuestro entender es este subapartado lo más jugoso del artículo así como las
citas de la época sobre el texto en cuestión. Más tarde, Mariano Rodríguez de Rivas
(1949) menciona y estudia en grandes pinceladas, pues muy brevemente, las
traducciones de Atala hasta 1827. Y, por su parte, Pedro Grases (1954) ha examinado
la deuda y repercusión deAtala en Hispanoamérica y, ya con más detalle, ha estudiado
la primera versión castellana de Atala (1955), de la misma manera, nos acerca a la
problemática de la atribución de la mencionada traducción a S. Rodríguez o P. Mier. Y,
finalmente, J. F. Montesinos (1982: 171-175) establece un repertorio de las traducciones
de Chateaubriand entre 1801 y 1854, amén de eruditos y perpicacescomentarios
sobre el autor y su recepción. Éstas son, hasta hoy, las contribuciones al estudio de la
recepción crítica de Atala y René de Chateaubriand, en el período mencionado. Se
pueden, pues, completar los estudios existentes ya que falta un análisis comparatista
detallado de las diferentes traducciones, que esperamos poder suplir aquí, y, a partir de
este análisis, llegar a unas conclusiones...
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