Y mi heroe

¿Y mi héroe?
No sabía que pensar y menos qué hacer. Luego de esa fuerte discusión con mi madre, Alfonso estaba fuera de sí. Yo lo noté cuando vi sus ojos, tenía aquella mirada perdida que reflejaba su dolor y tristeza a la perfección y los cómplices de esta eran esos ojos lagrimosos, ausentes y muertos que jamás podré olvidar. Mi hermano era una persona bastante fuerte y aunque sea imposiblede creer yo jamás había visto salir una sola lágrima de aquellos ojos pardos que portaba el hombre en el que yo me quería convertir.
Aquel era un día especial, mi hermano jugaría el partido que definiría su futuro. Me levanté muy temprano a prepararle un desayuno riquísimo para que tenga fuerza durante todo el día y así logre lo que tanto anhelaba. Eran las cinco de la madrugada y comencé a llevara cabo mi delicioso desayuno que constaba de una lata de atún, un jugo rico en proteínas, pan caliente y el secreto de su éxito, sus huevos sancochados. Todo quedó listo en la mesa para cuando se levantó y al ver la sorpresa que le había preparado me dio el abrazo más cariñoso que podía esperar, ese abrazo que no quieres que termine jamás y que no necesita que le incluyan ni una sola palabra puespor si solo dice gracias y te quiero. Luego comenzó el bullicio en mi casa, algo cotidiano. Eran las siete de la mañana y mi hermana aún se paseaba en pijama buscando su ropa, mi papá le pedía a mi mamá que le planchara su camisa mientras ella intentaba cocinar y al mismo tiempo dejar todo listo para la jornada escolar que nos esperaba. A las ocho en punto salimos de casa rumbo a nuestro dichosodestino, el colegio. Pero por supuesto antes de irme le desee mucha suerte a mi hermano y le dejé mi moneda preferida para que todo le vaya de maravilla.
Para mi mala suerte, aquel día tan especial no lo fue tanto para mí. Para mis diez años de edad era bastante maduro en comparación con mis compañeros. No me gustaba tratar mal a las niñas, hacer tonterías, ser irrespetuoso, etc. Era como diríanalgunas personas “el niño modelo”, lo cual me molestaba a veces porque todos esperaban demasiado de mí. Ese mismo día sin pensarlo le dije una mala palabra a un compañero porque estaba algo fastidiado debido a mis pocas horas de sueño pero para mi mala suerte la profesora estaba cerca y lo oyó. De este modo me mandaron a la oficina del director y citaron a mi madre, dictando mi sentencia de muerte.El solo hecho de mencionar la palabra “madre” y “director” en una sola frase me puso los pelos de punta. Sabía que la catástrofe se aproximaba y podía sentirla en cada uno de los huesos de mi frágil cuerpo. Después de una hora, llegó una mujer de dos metros de altura con gafas oscuras y de caminata firme y segura, era mi madre. Se quitó las gafas y me dijo “¿Se puede saber que significa esto?”,yo me quede sin palabras y me retiré a la solitaria banca donde hace unos minutos había estado sentado tratando vanamente de rezar a los santos de todo el país para que salga bien librado de esta situación. Luego de treinta minutos mi madre salió de la oficina del director bastante tranquila así que no hice preguntas y la seguí mientras daba gracias a todos los santos por escuchar mis plegarias. Alentrar al auto me di con la sorpresa que mi hermano estaba allí, listo y vestido para su partido de tenis, aunque también un poco tenso lo cual me resultaba un poco extraño ya que acostumbra a ser bastante sereno.
Al llegar me quede sorprendido con la cantidad de personas que había. Estaba seguro que más o menos triplicaban el número de alumnos de mi colegio, el cual era bastante grande. Este díaera tan importante porque vendría un representante de una universidad importantísima de Londres para ver jugar a Alfonso y decidir si le otorgaba la beca que tanto anhelaba. El partido comenzó y Alfonso llevaba una ligera ventaja y conforme se iba desarrollando el partido hizo notar su superioridad ante su rival, culminando el partido 7-5,6-4,6-3 a su favor. Todos estábamos muy felices, yo...