Y no pudimos comer sólo una… relato de un país botanero

El aire que calaba hasta los huesos va cediendo poco a poco ante un viento formidable: Sí, el invierno se prepara para marcharse, apresurado anda ya por abandonarnos durante meses enteros. Quizás por el calor agradable, que aún no se ha dado cuenta de su precocidad he decidido en este preciso momento ponerme los tenis más cómodos y salir a caminar por las calles de una pequeña ciudad cualquieradel país. Mi reloj está por marcar las 2 de la tarde y el ruido no se hace esperar, montones de niños y jóvenes salen de la escuela mientras otros más caminan a penas hacia ella; cualquiera que sea su clase social, edad o constitución física, vastos puestos de golosinas, refrescos y chucherías les salen al encuentro. Si recorres los alrededores de las instituciones de enseñanza, te sorprenderásante la magnitud de pequeños comercios informales que existen y más del 90% son de pseudocomida; en mi mente no podía concebir cómo si existen tantos, se mantienen y regulan, tan sólo me bastaron segundos (La hora exacta en la que la multitud de estudiantes se hizo presente.) para responder a mi pregunta. Ya no se tiene la suficiente capacidad económica para comprar un par de libros al año y sinembargo es miserable percibir cómo sobra dinero para adquirir productos nocivos a diario.
Aunque necesitamos comer… y el modo en que lo hagamos es irrelevante en cuanto nos mantengamos de pie ¿O no? ¡Claro que no! Gracias a esta moda ridícula la obesidad en México ha llegado a más de la mitad de la población, afectando incluso a los niños desde muy temprana edad, que ahora tienen que cargar conenfermedades antes impensables para un adulto y ¡Menos para ellos! Como la hipertensión, el colesterol, la diabetes y muchas más.
Ahora bien, es necesaria una urgente participación del gobierno y de los padres, no es justo que el estudiante esté inmerso en un contexto alimenticio tan deplorable y ambiguo o peor aún, que el pequeño económicamente inactivo muera lentamente ante la irresponsabilidad delpadre o madre que le otorgan la desgracia bajo el nombre de comida. Se diseñaron e implantaron “reformas” de los refrigerios admitidos en las escuelas (Siendo que en su mayoría se venden pastelillos, dulces y chucherías.) mas no ocurrió ningún cambio, sólo se hicieron más pequeñas las bolsas, de manera que el niño o el adolescente compra más para sentirse lleno y eso es todo. (Universia.com,2011).
En promedio, los mexicanos no sabemos comer, en los últimos años la ingesta de frutas, verduras y en general de alimentos frescos y no procesados ha disminuido, en cambio el del azúcar se eleva y eleva. En este caso, frecuentemente no se trata de ignorancia, la mayoría de las personas conocen al menos un efecto nocivo de tan dulce y letal arma, no obstante los “snacks” más encontrados lellevan consigo, provocándose fácilmente una adicción o dependencia al azúcar. El panorama más alentador nos da a conocer una población que no alcanza un desarrollo pleno en ningún ámbito, se enferma fácilmente y no rinde en su vida diaria como debiera.
Muy a pesar de que la evolución nos entregara un instinto que nos hace capaces de distinguir que nos nutre o hace mejor bien, nos dejamos llevar porla comodidad, por el dinero con el que contamos y lo que nos crea un mayor estimulo a los sentidos (UNAM Media Campus, 2011)
Desnutrición y obesidad: Las dos caras de una misma realidad mexicana, que se resume en la mala alimentación. La cosa está simple, se engorda porque se consume más de la energía necesaria. Pues bien, hoy en día esa energía innecesaria proviene sobre todo de las botanas; yano se trata sólo de estar llevándose a la boca alimentos ineficientes alrededor de 3 veces al día, sino que se atiborra el estomago aún entre comidas de los mismos, tal y como lo dijo alguna vez Mark Twain: “el hombre es el único animal que come sin tener hambre.” Comer papitas fritas, galletas y demás fritangas se ha vuelto una cotidianidad: Para ver la tele, pasar una tarde con los amigos,...