Y por qu no plantearse no leer en vez de leer

¿Y por qué no plantearse
no leer
en vez de leer?

A Cintia, cuyo abuelo, como el mío, se educó solo, leyendo.

Aun cuando la crisis de la lectura –del acto de leer, del consumo de libros, del libro como objeto en sí, dotado de un valor excelso, de la consideración de la lectura como mecanismo fundamental de cultura, difusión de ideas, enseñanza-aprendizaje, fuente de placer, etc.- no esexclusiva de nuestro país, se observa que es precisamente en los ámbitos educativos donde sus manifestaciones exhiben rasgos más acusados.

Al repasar lo dicho puede observarse el empleo de expresiones como crisis o problema. Llama la atención en los enfoques que determinan tales expresiones que su validez se de por sentada, eximiéndosela de cualquier discusión. Son estas las ideas que constituyenpara las autoridades educativas nacionales y provinciales el fundamento de campañas destinadas a que el pueblo lea más, tal vez que lea mejor o acaso simplemente que lea. Y en el marco de tales actividades, el ministro de educación de la Nación –guiado por su director de marketing- ha recorrido playas de veraneo y estadios de fútbol repartiendo folletos, desaforadamente llamados libros-, parafelicidad de los muchachos que en las tribunas reciben con gusto insumos ilustres para tirar papelitos.
Lo cierto es que la cuestión de la lectura –o de su supuesta escasez como práctica socialmente generalizada- reviste en la Argentina características especiales que plantean la necesidad de enfoques especiales para abordar su análisis.
Tal vez lo más destacado sea el referido criterio de aceptación yuniversalidad a priori de una valoración positiva de la lectura como práctica –necesaria, útil, recomendable-, sin considerar si tales premisas son válidas en los contextos sobre los que se desea trabajar y sin que se señale explícitamente el sentido y finalidad de la intención de hacer que la sociedad argentina se transforme toda en una sala de lectura.
De ahí la propuesta de plantear una hipótesisnegativa, con la finalidad de colocarse lo más dentro o al menos lo más cerca posible de la cuestión que si se la considera desde lo que (por motivos que tampoco se explican) se denomina la “normalidad”.
Surge entonces la pregunta de inspiración heideggeriana:¿por qué más bien no plantearse no leer en vez de leer?
La primera inspección suscitada por semejante pregunta se orienta al contexto sobreel que se pretende trabajar. Dado que las premisas que describen como crítica la situación de la lectura se refieren a la sociedad argentina en su conjunto, conviene avanzar sobre ese campo.

Contextos
Al abrir los ojos sobre el contexto se observan dos niveles de análisis: uno, histórico; otro, claramente social.
El primero muestra -en la comparación- un cambio radical en los valores dereferencia.
Es sabido que la lectura como práctica deriva inicialmente en la posibilidad de multiplicar uno de los elementos que la constituyen: el material impreso –con el libro como objeto paradigmático- y la alfabetización como posibilitadora del acto de leer.
Es sabido también que después de la explosión de la imprenta, apoyándose en nociones fuertemente instaladas por el humanismo y en el contextodel gradual proceso de urbanización, industrialización y masificación, el libro se integra gradualmente al consumo social, aunque menos como mercancía que como objeto cuyo valor principal reside en las infinitas posibilidades que ofrece a quienes se acercan a él. Este es el marco en el que prácticas reiteradas –acaso exitosas, en cuanto a resultados- devienen en valores que ratifican y afirmantales prácticas, casi como dogmas de lo cotidiano. Y esto es lo que configura la situación de los campesinos y obreros que aprenden a leer por las suyas o tras un fugaz paso por la escuela, que persisten en la lectura y logran ampliar sus posibilidades de inserción social con diversa fortuna.
Durante casi un siglo y medio esta situación –su práctica generalizada, los valores que implicaba- resultó...