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Páginas: 66 (16306 palabras)
Publicado: 12 de diciembre de 2012
I
Hasta hoy persiste cierta confusión en torno de la muerte de Quincas Berro Dágua. Dudas por explicar, detalles absurdos, contradicciones en las declaraciones de los testigos. lagunas diversas. No hay claridad sobre hora, lugar y últimas palabras. La familia, apoyada por vecinos y conocidos, se mantiene intransigentemente en la versión de latranquila muerte matinal, sin testigos, sin boato y sin palabras, acaecida veinte horas antes de aquella otra propalada y comentada muerte en la agonía de la noche, cuando la Luna se deshizo sobre el mar y acontecimientos misteriosos ocurrieron en los muelles de Bahía.
Escuchadas, sin embargo, por testigos idóneos, ampliamente comentadas en las laderas y en las callejuelas recónditas, lasúltimas palabras, repetidas de boca en boca, representaron, en la opinión de aquella gente, más que una simple despedida del mundo un testimonio profético, un mensaje de profundo contenido (como escribiría algún joven autor de nuestro tiempo).
Hubo testigos idóneos, como Mestre Manuel y Quitéria Ojo Asombrado, mujer de palabra; y a pesar de eso hay quien niega toda autenticidad no sólo a laadmirada frase póstuma sino también a todos los acontecimientos de aquella noche memorable, cuando en hora dudosa y condiciones discutibles, Quincas Berro Dágua se zambulló en el mar de Bahía y partió para nunca más volver. Así es el mundo, poblado de escepticos y pesimistas, atados, como el buey al yugo, al orden y a la ley, a los procedimientos habituales, al papel sellado. Ellos exhiben,victoriosamente, el certificado de defunción firmado por el médico casi a mediodía, y con ese mero papel -sólo porque contiene letra impresa y estampillas- pretenden borrar las horas intensamente vividas por Quincas Berro Dágua hasta su partida, por libre y espontánea voluntad, como declaró en alto y buen tono, a los amigos y otras personas presentes.
La familia del muerto-su respetable hija y sucircunspecto yerno, empleado público de promisoria carrera; tía Marocas y su hermano menor, comerciante de modesto crédito bancario- afirma que toda la historia no pasa de ser un grosero embuste de borrachos inveterados, de atorrantes al margen de la ley y de la sociedad, sinvergüenzas cuyo paisaje debieran ser las rejas de la cárcel y no la libertad de las calles, el puerto de Bahía, las playas dearena blanca, la noche inmensa. Cometiendo una injusticia, atribuyen a esos amigos de Quincas toda la responsabilidad por la desdichada existencia que éste vivió en sus últimos años, después de haberse convertido en disgusto y vergüenza de la familia. A tal punto, que no se pronunciaba su nombre ni se comentaban sus andanzas en presencia de los inocentes niños, para los cuales el abuelo Joaquim,de nostalgiosa memoria, había muerto hacía ya mucho tiempo, decentemente rodeado por la estima y el respeto de todos. Lo cual nos lleva a comprobar que hubo una primera muerte, si bien no física por lo menos moral fechada años antes; y que las muertes habrían sido en total tres, lo que hace de Quincas un recordman de la muerte, un campeón del fallecimiento, dándonos derecho a pensar que losacontecimientos posteriores desde el certificado de defunción hasta la zambullida en el mar- fueron una farsa montada por él mismo con la intención de amargar la vida de los parientes y arruinarles la existencia, hundiéndolos en la vergüenza y la maledicencia callejera. No era él hombre respetable y correcto, a pesar del respeto que profesaban sus compañeros de juego a un jugador de suerte tanenvidiada, a un bebedor de aguardiente tan larga y conversada.
No sé si el misterio de la muerte (o de las sucesivas muertes) de Quincas Berro Dágua puede ser completamente descifrado. Pero lo intentaré, como él mismo aconsejaba, pues lo importante es intentar, aun lo imposible.
II
Según la familia, los atorrantes que contaban, por calles y laderas, frente al Mercado y en la Feria de...
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