Afaniev

Páginas: 142 (35443 palabras) Publicado: 6 de febrero de 2013
—Ya ve lo guapa que era antes de los acontecimientos. Deberían ustedes casarse [...]

—Quizá me hubiera casado con ella hace cincuenta años, de haberla conocido, Mohamed.

—En cincuenta años hubieran quedado hartos el uno del otro. Ahora, en cambio, ni siquiera pueden verse bien y para hartarse ya no les queda tiempo.

ROMAIN GARY, La vida ante sí

Primera parte



Capítulo 1Antes de conocer a la señora de abajo y al señor de arriba la vejez nunca me había interesado. A mis padres no les dio tiempo de hacerse viejos; mi padre se suicidó muy pronto y mi madre ha vuelto a ser una niña. A mis abuelos no los veo nunca y la chica que cuida a mi madre es joven.

De todas maneras, una cosa es segura, ningún viejo habría podido despertar jamás mi imaginación.Ninguno salvo la señora de abajo y el señor de arriba. Y ahora ya no veo la vejez como la oscuridad, sino como un destello de luz, tal vez el último.

Capítulo 2




Hace un tiempo, Mr. Johnson, el señor de arriba, llamó a mi puerta. Vestía con sobria elegancia de gentleman, pero llevaba los zapatos desatados, el dobladillo del pantalón descosido y los calcetines de distinto color.—Vivo en el piso de arriba —dijo—. Soy su vecino.

—Ya lo sé. Nuestro edificio no ha sido concebido para que no nos cruzáramos.

Tenía algo urgente que pedirme: si por favor podía regarle las plantas, porque él tocaba el violín en barcos de crucero, se iba de viaje y a su mujer le gustaban mucho las flores, sobre todo las rosas y las plantas de guisantes rojos, y se habría disgustado si alregresar llegaba a encontrárselas secas.

—No existen los guisantes rojos, Mr. Johnson, seguramente serán bayas.

Hace unos días, al volver del crucero, llamó otra vez a mi puerta para darme las gracias, se había encontrado las rosas y los guisantes rojos en plena forma, pero no era ése el propósito de su visita. Me preguntó un tanto cohibido si entre mis amigas estudiantes no podía buscarle aalguna que fuera competente y pudiera trabajar de ama de llaves a cambio de alojamiento y comida, porque su mujer se había marchado, tal vez para siempre, y ahora ya no necesitaba una asistenta y punto, sino alguien que se ocupara de toda la casa y no sólo de la limpieza. Como me veía siempre con muchos libros estaba seguro de poder fiarse de mí.

No lo pensé dos veces y fui enseguida a ver aAnna, la señora de abajo, enferma del corazón, pero que anda corta de dinero y todos los días coge dos autobuses para ir al trabajo y dos para volver. Sin duda, trabajar de ama de llaves en el piso de arriba le iba a parecer una suerte.

Esperamos al señor de arriba sentadas en el sofá, la señora de abajo y yo, ella me mira como queriendo decir: «¡La casa del señor de arriba! ¡Ah, la casa delseñor de arriba! ¡Has visto qué sol, qué terraza con vistas al mar, qué espejos!».

Una criada con uniforme nos hace pasar y dice: «Enseguida viene».

Después entra Mr. Johnson, vestido con sobria elegancia de gentleman, pero con una manga de la chaqueta rasgada.

—¡Tiene la manga de la chaqueta rasgada! —le advierto indicándole el codo.

Se disculpa y vuelve sobre sus pasos,seguramente para cambiarse, y Anna me mira enojada, pero cuando Mr. Johnson regresa, lleva la misma chaqueta.

—Mr. Johnson —le digo—, ésta es la señora de abajo y estaría dispuesta a trabajar en su casa.

—¡Ah, gracias!

—Mi amiga sabe hacer de todo, cocina, cose, limpia, lava y plancha a la perfección.

—¡Gracias!

—Mr. Johnson, la señora también trabaja en otras casas, pero siusted quiere puede empezar mañana.

—¡Gracias!

—Entonces hasta mañana, Mr. Johnson —por fin habla Anna.

—¡Hasta mañana! —por fin Mr. Johnson la mira y le contesta.

—¡Hasta la vista!

—See you soon!

Y nos vamos.

Durante la negociación, que de negociación no tuvo nada, dijo demasiados «gracias», como si estuviéramos allí por hacerle un favor y no por un puesto de...
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