Ambientes gráficos

“Mi maestra preferida”,
por Alan Arath Espinosa.
“El profesor mediocre dice. El profesor bueno explica. El profesor superior demuestra. El profesor excelente inspira”… Qué frase, una combinaciónde realidad e inquietud, que demuestra de cierta manera la verdad de las cosas que giran en torno al gran título de la enseñanza: el maestro. “Maestro”, la palabra al sonar en mi cabeza generarecuerdos que he mantenido ahí adentro desde hace unos años. Recuerdos que al ser abiertos por mí despiertan sentimientos de nostalgia en mi mente. Son momentos que jamás olvidaré.
He decidido hablar dealguien especial, una maravillosa persona, quien ha hecho de la enseñanza algo inmortal. Hablaré de mi maestra preferida, una persona decidida y, probablemente, la profesora más inteligente y amable quejamás he conocido.
Comenzaba un nuevo año escolar, un año diferente, y lo era porque lo iniciaba en una nueva escuela y sabía que pronto conocería a muchos compañeros y a un maestro, del cual yo nocreaba expectativas sobre él y me era desconocido saber qué me esperaría del resto del año; así que, ignorando todo al respecto del nuevo ciclo escolar, me alejé de los pensamientos que me decían quépensar respecto a los demás y me dejé impresionar. Y fue así. El primer día, la maestra que nos habían asignado a mis compañeros y a mí, entró al aula y nos saludó amablemente. La escuché con atencióny me di cuenta que al paso de los días comencé a admirarla profundamente por su bondad y cariño. Tal hecho me impresionó ya que no lo esperaba.
Recuerdo como si fuese ayer el día que se presentóante nosotros. Mi memoria aún mantiene fresco su nombre: Silvia. Lamentablemente he olvidado su apellido y no puedo decírselos, pero solo su nombre se necesita para recordarla inmortalmente.
Cuandocursaba dicho año viví bonitas experiencias, y no solo con mis amigos y compañeros, sino también con mi maestra, a quien valoré mucho. Durante esos días, la enseñanza para mí había encontrado un...