Antidotos del distierro - Juana Manso
Paula Manso
Remedios M ataix
Conozco que en la época en que vivo soy en mi país una planta exótica que no se
puede aclimatar. (Juana Paula Manso, carta a Mary Mann, 1869).
Quien ha dejado de tener una patria halla en la escritura su lugar de residencia.
(Theodor W. Adorno, Minima moralia. Reflexiones desde la vida dañada, 1951).Hablar del tema que nos ocupa, “Romanticismo y exilio”, en la tradición literaria
hispanoamericana casi equivale a hablar del nacimiento (muy tardío, como es sabido) de la
novela como tal género, un fenómeno que corre paralelo en América al proyecto fundacional de
las repúblicas ya independientes, cuando a la retirada de los poderes virreinales sigue una oleada
de guerras civiles,dictaduras y revoluciones que se suceden sin tregua y confirman la vigencia de
un maleficio antiguo, exasperado en aquel contexto hasta nuestros días: el del exilio. Lo mejor de
las nuevas letras nace de esa circunstancia y sus alrededores: la tiranía, la represión, la violencia
política, la persecución ideológica, la clandestinidad. Son temas y motivos, más que recurrentes,
omnipresentes ya en elRomanticismo continental, que, por su persistencia diacrónica y su
recurrencia supranacional, generan una cadena de textos que llegará a constituir casi un
subgénero autóctono: la novela de la dictadura.
El eslabón inicial de esa cadena puede situarse en el romanticismo rioplatense. Tanto es
así que la historia de la literatura ha bautizado como “de los Proscritos” la generación románticaargentina de los opositores a la tiranía de Juan M anuel de Rosas, cuyo poder se extendió, con un
breve intermedio, entre los años 1828 y 1852, y motivó un nutrido éxodo de intelectuales como
consecuencia de la persecución o expatriación de cualquier representante de militancia política u
orientación ideológica disidentes. A esa generación de los proscritos, identificada comúnmente
con losgrandes nombres de Domingo Faustino Sarmiento, Juan Bautista Alberdi, Juan M aría
Gutiérrez, Bartolomé M itre, Florencio Varela, Esteban Echeverría o José M ármol, pertenecieron
también las proscritas, la primera generación de escritoras argentinas, hijas, hermanas, esposas
de disidentes o disidentes ellas mismas y exiliadas también, que no suelen aparecer como tales en
los manuales e historiasliterarias no específicamente dedicados a la literatura femenina o los
estudios de género, pese a que inauguraron y dinamizaron tanto como ellos la tradición novelesca
en su país. Es el caso de Juana Paula M anso y Juana M anuela Gorriti, esta última una figura muy
reivindicada actualmente por los estudiosos, considerada un modelo de éxito literario y hasta una
figura ejemplar por parte delfeminismo académico, y cuya obra ha sido objeto de muy notables
esfuerzos de recuperación editorial.
No ha ocurrido lo mismo con la otra gran figura intelectual femenina de la época, en la
que yo me centraré: Juana Paula M anso (Buenos Aires, 1819-1875), escritora, traductora,
periodista, maestra y pionera en la defensa de los derechos de la mujer en particular y de los
derechos humanos engeneral, a quien cupo además la responsabilidad inaugural –y los riesgos–
1
de instaurar la presencia femenina en varios terrenos hasta entonces vedados a las mujeres , así
como de personificar el paso de “la mujer ilustrada” a “la escritora profesional”, en términos de
Graciela Batticuore 2. Pese a ello, no sólo ha sido mucho menos estudiada y difundida que Gorriti
–quizá por ser muchomenos rentable ante los lentes específicos que postulan ciertos enfoques
restrictivos o esencialistas de “lo femenino” en la literatura–, sino hasta cierto punto denostada,
como en su momento lo fue por casi todos los sectores de la burguesía letrada, también por los
análisis feministas actuales, en la mayoría de los cuales, con algunas variantes terminológicas,
M anso aparece como intelectual...
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