Arthur C

Páginas: 309 (77005 palabras) Publicado: 7 de marzo de 2015
VENUS PRIME II TORBELLINO
Arthur C. Clarke y Paul Preuss

PRÓLOGO
El ligero viento silbaba con estridencia en el paisaje helado. Agujas y festones de hielo
salían de la arena apretada y se clavaban en la tierra arrastrada por el viento. Gárgolas de hielo
colgaban de acantilados de un kilómetro de altura sobre la llanura polar.
El viento era demasiado tenue para mantener algo vivo, pero no tantocomo para no
arrastrar la tierra abrasiva. Esta grababa la roca, amontonaba la arena y esculpía el hielo y la
dura piedra formando arcos, contrafuertes y montes. El tenue viento era como una excavadora.
El agujero que ahora excavaba, en la arena de debajo del hielo, contenía un pedazo de
metal. El metal era duro y reluciente; no tanto como para no haberse roto —quién sabe cuándo o
cómo— pero sícomo para que la tierra que el viento arrastraba no pudiera estropear su
superficie espejada.
Alguna otra cosa había grabado el metal y formado canales en él. Los canales eran
diferentes unos de otros, pero todos tenían la misma altura, anchura y profundidad. Iban en línea
recta. Había tres docenas de ellos, de diferentes tipos, pero se repetían en diversas secuencias
hasta formar un total de más demil, grabados en el metal.
Un año marciano después de que el viento excavara la arena de debajo del hielo e hiciera
aparecer el espejo grabado, vino un hombre con traje presurizado, lo encontró, y se lo llevó.
—Estás loco, Johnny, no puedes guardar en secreto una cosa así. ¿Cómo vas a sacar dinero
de algo que al parecer nadie ha visto nunca?
—¿Estás diciendo que no vale nada, Liam?
—Digo que valedemasiado. Es único. No sacarás ningún dinero de ello, ni legal ni
ilegalmente.
Esta conversación fue tan privada como podía serlo en aquel lugar, en un rincón debajo del
soporte del tubo de la cúpula de la torre de perforación, donde escondían la bebida y la droga.
El jefe de la tripulación lo sabía todo; pero no decía nada, con tal de que nadie apareciera
colocado en los monitores de lacompañía. Pero aquí había que hablar en susurros. Estas
malditas bóvedas transmitían el sonido de un extremo a otro igual que un fonoenlace, y nunca
se sabía quién estaba escuchando al otro lado.
—Vaya, nunca creí que me acusarían de estar en posesión de algo demasiado valioso.
—No digas tonterías. Ya te has llevado mucho.
—Sí, y tengo intención de hacerlo otra vez esta noche. Tienes otra oportunidad antesde que
aparezcan los otros. Preséntame a esos compañeros tuyos de Lab City, puedes quedarte con una
tercera parte.
—Olvídalo. Es mejor entregarlo. De ese modo al menos eres un héroe. Cada día que lo
conserves estarás pidiendo un billete para la cárcel.

i

Las puertas del pasillo chasquearon lejos, al otro lado de la cúpula. El eructo de alguien
resonó en la columna.
—¿Y si te dijera que allífuera hay más, Liam? Otro material con esta escritura extraña. Y
no sé qué es.
—¿Pretendes embaucarme, Johnny?
—Demonios, no.
—¿Hay mucho material?
—Primero decídete.
—Lo pensaré.
—¡Eh, chicos! —Detrás de ellos sonó una carcajada—. Es la hora del juego.
—No quiero que circulen historias, Liam —apenas un susurro ahora—, Eres el único en
Marte que sabe lo que tengo.
—Puedes confiar en mí, John.
—Bien.Los dos conservaremos la salud.
Una semana más tarde, con cuatro días de retraso respecto al programa, la tripulación por
fin tuvo preparada la torre y empezó a hundir el tubo. El sol descendía en el rojo cielo marciano,
arrastrando consigo unos parhelios. Liam y Johnny trabajaban con el cabezal portabroca.
Habían llegado al hielo permanente tras cuatro horas de arduo trabajo, cuando el tubo diouna
sacudida. Nadie supo jamás cómo ocurrió, pero no fue ninguna sorpresa, pues no se trataba de
una nave hermética. Aún así, Johnny se puso nervioso y se le escapó la herramienta, y el
extremo del tubo que estaba funcionando explotó e hizo un agujero en el hielo. Por norma, esto
habría hecho que algunas personas volvieran rápidamente a la cola del desempleo de Labyrinth.
City, pero justo...
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