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La llave mágica

El rey de los hobbits Fastolph había envejecido y enfermado. Sufría una grave y larga enfermedad. Durante todo su reinado había sido un rey próspero. Su pueblo había vivido feliz y él había reinado con justicia y sobre todo con armonía. Los últimos años no habían sido tan felices para Fastolph y su reino. Enfermo y débil, sus fuerzas flaqueaban y su autoridad también. Cada veztenía menos tierras, su pueblo cada vez era más pobre y la  paz empezaba a resquebrajarse por continuas trifulcas.
Fastolph había vivido toda su vida en el palacio y desde pequeño sabía que existía en el sótano un cofre con cuatro llaves muy poderosas que abrían todas las puertas que uno quisiera. El rey jamás había hecho uso de ellas, su reinado había ido tan bien, no le había hecho faltausarlas.
Sabiendo que su tiempo y sus fuerzas se acababan, decidió que era momento de hacer uso de aquellas llaves que durante tanto tiempo habían dormido en ese arcón. Convocó a sus guerreros más fieles, los reunió alrededor de una gran mesa tallada en madera y colocó el arcón en el medio de la mesa. Les explicó que el reino debía buscar nuevos rumbos, detalló las pérdidas sufridas en todos susaños de enfermedad e hizo hincapié en la necesidad de hermanarse con reinos vecinos, y beneficiarse unos de otros.
– Conquistaremos cualquier pueblo que encontremos a nuestro paso. Gritó entusiasmado uno de los guerreros llamado Berilac.
– No se trata de someter a nadie. Se trata de unirse, de ayudarnos los unos a los otros, nuestras tierras todavía no están tan deterioradas como para no ofrecerlaspara que otros las trabajen también. Debemos unirnos a otros para sobrevivir. Dijo preocupado Fastolph.
– ¿No arrasaremos nada? ¿No dominaremos? Preguntó Olo sorprendido.
– Nada de eso, se trata de intentar entrar a cada pueblo de la mejor manera, por eso he traído estas llaves que jamás  han sido usadas. Ellas tienen poderes que ni aún yo he terminado de conocer. Bien utilizadas, abrirántodas las puertas, podremos pedir ayuda y ofrecerla y así beneficiarnos todos y salvar el reino.
Las llaves eran cuatro,  los guerreros también. El rey abrió el cofre y entregó a cada uno una llave las que, sólo en apariencia, eran iguales.
– Haced un buen uso de ellas y todos saldremos ganando. dijo el rey, y se retiró a sus aposentos.

Cada guerrero tomó una llave,  se montaron en sus caballosy se dirigieron a un punto cardinal diferente. En aquellos tiempos los pueblos tenían enormes puertas en sus entradas, a las cuales sólo los habitantes o visitantes famosos accedían. Eran puertas grandes, simbólicas quizás, pero muy respetadas. El flujo comercial del pueblo giraba en torno a esa gran entrada, donde abundaban tiendas y vendedores ambulantes.
Berilac tomó rumbo norte con su granllave en la mochila. Su afán de conquista era tal que no tuvo en cuenta las palabras del rey. Entró a cada uno de los pueblos que se encontraba en esa dirección con la misma actitud, la de conquistar a toda costa y someter al pueblo en cuestión. Si bien se suponía que la llave abriría cualquier puerta, no fue lo que le ocurrió a Berilac. La actitud violenta con la que encaró a cada persona y conla que intentó forzar cada puerta, no tuvo respuesta. No fue bien recibido y ninguna de todas las puertas que forzó se pudo abrir. Cuanto más gritaba y forcejeaba con cada puerta, menos encajaba la llave. Sumada a la reacción adversa de la gente que no entendía la actitud de Berilac, tuvo que retirarse sin haber podido cumplir la misión solicitada por Fastolph. Volvió al palacio con una gransensación de fracaso.
Olo se dirigió hacia el Este, también montado en su caballo y con la llave entre sus ropajes. Era arrogante y prepotente. Creyó que una orden del rey debía cumplirse sin justificar los medios, aunque no fuese exactamente como el mismo rey lo había planteado, de forma pacífica. Tampoco Olo se daba cuenta que debía pedir ayuda y no exigir sometimiento, que el reino necesitaba...