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Era costumbre en la víspera, anunciar el recorrido con un convite. En cada esquina se quemaba una bomba. Se iniciaba con los encamisados montados a caballo. Iban vestidosde blanco con cintas celestes y las patas de los caballos, adornadas con cintas rojas y doradas. Se cubrían la cara con un velo. A cambio de ayuda económica voluntaria, repartían hojitas con unosversos dedicados a la Virgen María que escribía Juanito Solares. Le seguían las “partidas de fieros” que eran grupos de parejas con disfraces especiales y cubierta la cara con una máscara hombre y mujerque danzaban en cada esquina al compás de una marimba sencilla. Personaje jocoso y que jamás faltaba, era el Mico… En una mano llevaba un chicote y en la otra una alcancía. Pero su papel principal erael de sacar el “de repente”. Danzaba alegremente y de pronto decía “Yo te saco de repente. Y te saco de un baúl, para mis frutas me ha de dar, mi amigo don Raúl.” Acercaba la alcancía a don Raúl paraque depositara su óbolo y con el chicote amenazaba cualquier desplante y no se retiraba hasta que don Raúl soltaba la monedita. Seguía el tambor y el pito, que anunciaba que detrás venías seis u ochocarretas haladas por bueyes adornados con papel brillante.- En la carrocería se levantaban entablados donde se representan por niños y niñas escenas de la vida de la Virgen María. Alegoríasartísticas diseñadas con mucho cariño y entusiasmo, como los Siete Pecados Capitales y las Siete Virtudes Teologales. Los niños y las niñas iban revestidos de angelitos, pastores, de reyes magos o de inditos,pero la que más emocionaba a grandes y pequeños era la carroza de los diablos. Al frente el diablo mayor señalaba a una persona y luego la anotaba en un gran libro. Por supuesto, que los que mássufrían eran los niños cuando veían las señas del diablo y creían que su nombre lo apuntaba. Los demás hacían sonar quijadas de buey, al tiempo que soltaban voces de ultratumba. Desde las primeras horas...
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