automanias


Risa siniestra.


Caminaba con la vista puesta en un punto muerto en alguna parte de su mente solo conocida por ella, se detuvo un ves al llegar cerca del escritorio, se acercó sin levantar la cabeza puesto que le aterraba el solo hecho de imaginar ver esas obres sin vida que parecían querer devorarle la vida como podría escapar de ese ser tan ruin al cual debía irónicamente llamarpadre.
-Acércate - dijo la voz seca de un hombre ya entrado en los cuarentas mientras miraba con lujuria sus única hija producto de su mejor y más productor negocio con su ya difunta esposa Claire , la joven no era más que una mejor y más sumisa mujer de lo que. No mujer no aún era una niña tan solo tenía 14 años aún era una criatura, pero no por siempre pensó aquel repulsivo ser mientras admiraba asu pequeña como si se tratase de un premio.
La joven se acercó temblando de pies a cabeza lo cual solo encendía la lujuria de aquel ser que sería extraño llamar un humano pues su conducta no era nada menos que bestial.
-Me llamaste padre- murmuró la pobre niña al tiempo que alzaba su pequeña cabeza para mirar fijamente a aquel ser de ojos tan similares a los suyos.
El hombre se relamió deforma repugnante sus labios mientras miraba descaradamente a la menor.
La joven se asustó ante la acción del mayor aterrada quiso retroceder mientras este avanzaba de forma amenazadora, de pronto todo se dio por terminada al abrirse la puerta de forma escandalosa. Ante el hombre se encontraba su maldita cuñada Mery Jane, la mujer desde la “precipitada” muerte de su esposa no le había dejado ni unminuto en paz insistiendo en criar a su objeto de deseo que el reusaba entregar a tal víbora, no ella no se iría bajo el pretexto de que no podría dejar a su pobre padre solo luego de perder a su amada esposa sería terrible dejar partir a su única hija.
Lentamente el hombre se enderezo y con una sínica sonrisa fue a ver a la no tan deseada visita, antes de avanzar más la tiro la mano de la niñay la tiro para que llegara o de la habitación y cayera a sus pies; mirándola humillante posición la joven se apresuró el levantarse y saludar de forma educada a su adorada tía mientras ellas estuviera cerca no sería víctima de las atrocidades que su padre planeaba realizar con ella.
-Tía Mery, un gusto verla.
-Amelia mi niña cuanto has crecido.
-Mery que agradable sorpresa no me imagine que teveríamos te hacíamos en el sur de Francia.
La mujer miro interrogante al hombre - y tu como sabes eso.- cuestiono la sabia mujer que nunca se había fiado realmente del hombre frente a ella en sus ojos había algo que siempre le había causado temor, seria acaso que esa extraña superficie parecía querer devorarlo todo a su paso, esa sonrisa que parecía tener más de mal sentido, fuera lo que fuesejamás daría su brazo a torcer no mientras la niña seguía viviendo con tal ser que solo verlos le provocaba nauseas esa mirada lasciva le había acompañado desde hace 5 años incluso desde antes cuando la niña dejo de ser una criaturita para comenzar a formarse como una bella dama superando la belleza de sus madre la propia y la que nunca se había visto en la familia.
El hombre, que ante todoanteponía su deseos más crueles no dudaría en destruir a la mujer que ya hacia ante el como una gran amenaza, medito sin miramientos, su maldad era algo que so prendería al más sádico de los hombres, sus escrúpulo eran nulos su conciencia se asemejaba a la de una roca. Pero aun así esa personificación del mal tenía a su cuidado a la frágil criatura entre sus fría y ruines garras descansaba aquel seral que la vida había maldecido solo por el hecho de tener parentesco con el demonio disfrazado de ir humano.
La mujer no ignorante de todo había previsto el actuar repulsivo del que ahora llamaba cuñado, cosa que el hombre jamás previno; esa noche su vida se marcaria con la partida la sangre y el fin de su reinado sobre aquella nombrada su hija.
En los pasillos de la vieja mansión los...