ayotzinapan
Miles de jóvenes en la calle dicen hoy que ellos quieren decidir su futuro académico, a quién quieren para dirigir al IPN. Es claro que los estudiantes quieren másparticipación e injerencia al interior del instituto.
Los estudiantes del IPN marchan por miles y salen a las calles. Sienten su futuro amenazado y exigen ser tomados en cuenta, escribe hoy laperiodista Carmen Aristegui en su artículo publicado este viernes.
“Educación y democracia”
Viernes 3 de octubre, 2014
A la memoria de Raúl Álvarez Garín
El “momento de México”, idea que impulsaprofusamente el gobierno mexicano, se contrapone al “otro momento de México”, que se enterca, contradice y contrapone a la narrativa oficial.
No había terminado Enrique Peña Nieto de anunciar queMéxico ayudará con los Cascos Azules a preservar la paz, cuando estallaron simultáneamente los casos Tlatlaya y Ayotzinapa.
Ese otro “momento” de México incluye un factor de expresión social que no sehabía registrado con tanta fuerza desde hacía mucho tiempo.
De nuevo, miles de jóvenes politécnicos salieron a las calles para exigir ser tomados en cuenta, luchar por su educación y defender el destinode una institución fundada por Lázaro Cárdenas y creada para poner “La Técnica al Servicio de la Patria”.
Han salido por miles porque sienten su futuro amenazado. Han visto en riesgo su únicaposibilidad de movilidad social y la esperanza que les ofrece haber accedido a sus estudios superiores. No quieren que se degrade, y con razón, su formación académica. No quieren que, silenciosamente, apartir de modificaciones en los planes de estudio y reglamento interno se termine por convertirlos en mano de obra barata y tecnificada al servicio de otros que sí serán ingenieros procedentes de otrasuniversidades.
En el punto 9 de su pliego exigen que se den a conocer “… todas las formas de injerencia del sector privado en el IPN, tanto en los planes de estudio, programas de investigación...
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