Años 20 mexico

Un año después, en 1922, reflexiona con mayor hondura sobre el tema al referirse a la política musical del Porfiriato: “Se intentaba cubrir de pronto nuestra desnudez indígena con el frac de última moda, sin considerar que lógicamente deberíamos haber comenzado por adoptar el tra je apropiado a nuestro clima y a nuestro modo de ser”.

Vasconcelos, tan intuitivo y visionario en el rumbo nacionaly anticolonialista que deberían seguir nuestras artes, encarga a Carlos Chávez en 1921 la composición de un ballet inspirado en un tema azteca. Chávez acepta y escribe El fuego nuevo, que constituye, según García Morillo, la obra inicial de su segunda manera de componer, la que ha sido calificada como “la más mexicana” y que se prolonga más o menos hasta 1928. Chávez compone a lo largo de losaños veinte una docena de obras, algunas de las cuales conservan hoy novedad y sentido.

El nacionalismo por el que pugna y trabaja Ponce se abre camino. Rolón compone El festín de los enanos y Danzas indígenas jaliscienses. Ponce da a conocer Chapultepec y varias canciones en que mezcla e identifica lo popular y lo culto, lo nacional y lo universal. Esta tendencia producirá en los años treintaentre otros compositores talentosos a Silvestre Revueltas, quizás el músico mexicano más original, caótico y sorprendente.

De 1920 a 1924 el teatro refleja de cerca y de lejos la vida del país. Por una parte se propone, y a veces lo consigue, destetarse de las influencias europeas; por la otra, se vuelca a enfocar críticamente el fenómeno revolucionario, absolviéndolo o condenándolo segúncorresponda a la ideología de los autores. En las piezas de estos años, el lenguaje y los personajes en ocasiones se reconocen como mexicanos (nítida o embrolladamente) y en otras parecen seres provenientes de una extraña geografía y una historia enloquecida. Los empresarios y el Estado entre bambalinas se atreven a ofrecer al público piezas de autores nacionales. El éxito es modesto, y ello se debe,quizás, a que el público no quiere que se exhiba en la escena la ropa que debe lavarse en casa. Catalina D’Erzell se revela como fundadora de lo que después se llamarán radionovelas, telenovelas y fotonovelas. Paralelamente al melodrama se intenta con decoro el teatro de vanguardia.

De 1925 a 1929 el teatro se preocupa por presentar obras de autores nacionales y ofrecer como primicias piezas dedramaturgos europeos y norteamericanos posteriores a la Primera Guerra Mundial. Leídos o representados, el público culto conoció a Pirandello, Lenormand, Shaw, Ibsen, Strindberg y O’Neill. A decir verdad, las obras nacionales no iban más allá del costumbrismo, la psicología lacrimosa y casera, y la copia servil de los hallazgos puestos en escena por mediocres autores extranjeros.

La carpa, fiel a símisma, y despreciada por los conocedores, ofrece, como lo hizo antes y lo hará después, deliciosas parodias de la vida política, social y policiaca. Género en blanco y negro, sin matices, creó un estilo, un repertorio (siempre fluctuante, de acuerdo con las condiciones reales en que vive el país) y un público numeroso, condescendiente y a veces agradecido. En ella quizá se encuentre una de laspiedras angulares que permita el surgimiento de un verdadero teatro mexicano.

El cine en los años veinte es mudo. A veces tiene argumento y a veces relata hechos de la vida diaria. Casi siempre es malo, y cuando no lo es sobrepasa la categoría de pésimo. Visto con ojos comprensivos y cómplices se puede hablar de él con parquedad y lenguaje florido.


Saturnino Herrán, El molino de vidrio, 1909En esos años, y según García Riera, el cine inventa sus géneros y delimita las fronteras de cada uno de ellos. El denominador común es el melodrama. Pueden citarse, de acuerdo con la acción, las películas cosmopolitas, las modernas (que filman problemas actuales) y las costumbristas, que enfrentan el pasado con el presente, el México del Porfiriato con el México de la Revolución. En el orden...