Buenas tardes

Las Crónicas
DE ALEXANDER
I
Silver Fire
Alexander Elrick
Solomon Heartdreik











Prólogo
El fuego se cernía sobre el poblado en una noche oscura y fría bañada por la leve luz de las dos lunas mientras todos los campesinos se resguardaban en la ciudad más cercana atemorizados, solo quedaban unas pocas personas con vida en el mar de llamas que emergía del poblado.

Unode los pocos supervivientes miraba arrodillado con terror como sus padres y sus seres queridos yacían carbonizados en lo que antes era su hogar. Sentía como su espalda cedía por el dolor de las quemadoras provocadas por el derrumbamiento de la casa, aunque el calor empezaba a cegar su vista y a nublar su mente, no era nada en comparación con el intenso dolor que le provocaba ver tan atroz paisaje,su casa, su pueblo y su vida se habían desvanecido de un día para otro, toda su existencia se desvaneció en un fugaz momento. Pero lo que más le hacía sufrir era observar con pánico la figura que reposaba delante de él, lo que antes había sido una chica, y no cualquier chica, sino la chica que amaba en cuerpo y alma hasta la más remota existencia de su ser.

El chico gritó de dolor, por lainjusticia a la que había sido sometido, no de ser el único superviviente, sino el hecho de que él no era merecedor de la vida que se le había sido concedida. Sollozo intensamente por la gente que había perecido ya sean seres queridos o totalmente desconocidos, igualmente el lloraba por ambos lados, después se levantó a duras penas cogiéndose su brazo derecho, el cual sangraba desmesuradamente. Intentosalir de aquel horrendo lugar, pero al final cayo rendido un poco más lejos en la pendiente de una colina, al menos quedo a salvo del fuego.

Ya estaba a punto de darse por vencido, cuando una sombra le tapo de la luz proveniente del gigantesco incendio.

-¿Quieres vengarte? –Susurró una voz leve y árida proveniente de la sombra- ¿quieres acabar con el ser que causo esto? ¿El demonio que telo arrebato todo?

El chico levanto la mirada con toda la fuerza que le quedaba y vio a una anciana que apoyaba su mano izquierda en un cayado algo magullado, la anciana vestía una vestimenta típica de las sacerdotisas, pero más antigua y desgastada, el aspecto arrugado de la anciana daba la sensación de que le quedaba poco tiempo de vida.

-¿Quieres poder?, el poder para concluir tu venganza–continuo la anciana- el poder para matar a un Dios.

-¿Q-qué? –consiguió decir el chico a duras penas.

-Sí respondes si, te curare, te daré movilidad y también daré el poder necesario para concluir tu venganza a cambio de tres favores, pero sí respondes no, te dejare aquí para que puedas morir en paz –concluyo la anciana.

-S-si –afirmó el chico pasado un tiempo.

-Sabia decisión –agradecióla anciana mientras lo cogía con la mano derecha de la cintura como si no le costara nada y comenzaba a caminar hacia la dirección contraria al fuego.

La anciana llevo al chico a una cueva debajo de las raíces del árbol más viejo del bosque, coloco al chico en el suelo de esa cueva y después prendió fuego a un candil para dar iluminación a la cueva. La cueva estaba totalmente vacía y el candilno daba suficiente luz para ver donde terminaba la cueva.

-Te daré poderes, los cual tendrán tres recesitos y te los daré a cambio de tres favores, ¿estás de acuerdo? –preguntó la anciana de rodillas al lado del chico.

-S-sí, ha-re lo que se-a… para vengarme –aceptó el chico sin vacilar aunque le costara hablar.












I
El Espadachín Carmesí

Ya se ponía la luz cáliday confortable del Sol sobre el desordenado bosque, mientras una joven de cabello largo, rojo como el fuego y fino como la seda, huía atemorizada, cuando de repente se tropezó con una raíz que sobresalía del suelo, cayó con un estrepitoso golpe junto a un árbol viejo y robusto.

La oscuridad ensombreció el bosque así como la faz de la chica al levantar la vista y al estar acorralada por una...