Cicpriano Castro
Por Richard G. Lugar
Para LA NACION
Miércoles 17 de noviembre de 2004 | Publicado en edición impresa
EL presidente de Venezuela, Hugo Chávez,ha recibido tres mandatos electorales, ha salido victorioso de una revuelta popular y sobrevivido a una devastadora huelga nacional y a un referéndum. Pero Chávez ha establecido un récord deautoritarismo: ha concentrado poder para sí, perseguido a sus opositores y pisoteado los derechos tanto humanos como civiles, desde la supresión de la libertad de expresión hasta el uso de una violenciainnecesaria para reprimir las protestas populares. Su catastrófica gestión económica y su populismo malgastan sus crecientes ingresos petroleros, mientras aumenta la extrema pobreza y disminuyen losingresos de casi toda su población.
Fuera de Venezuela, Chávez apoya la dictadura de Castro, proporcionándole petróleo gratis, anima a Bolivia a reabrir conflictos fronterizos con Chile y se piensa queestá ayudando a la guerrilla en Colombia.
Aun más, sus petrodólares han inspirado la posibilidad de financiar en América del Sur empresas, partidos y medios de comunicación acordes con sus propuestasautoritarias para aumentar su influencia.
Cada vez que puede, Chávez expresa su sentir antinorteamericano: hasta el referéndum, que demandaba su dimisión y del cual salió fortalecido en medio degraves irregularidades, lo presentó como una competencia entre él y el presidente Bush.
Necesitamos una nueva política hacia Venezuela, que sea práctica, coherente y que responda a las políticas deChávez en forma constructiva. Y debemos tener claros cuáles son los intereses de los Estados Unidos en Venezuela y en la región.
Primero, deseamos emplazar a Venezuela a fortalecer susinstituciones democráticas y el respeto por los derechos humanos.
Segundo, como el quinto país mayor exportador de petróleo y como suministrador de un 15% de las importaciones de los Estados Unidos, la...
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