Confeciones de un demonio

-Bill, es mentira, ¿verdad?
Mentira. Mentira. Sus ojos mirándome con un dolor desgarrador. Su figura inerte en el suelo. El sabor de su sangre en mi boca. Y las cenizas siendo llevadas por el viento.
-Bill, es mentira, ¿verdad?
Otra vez la misma escena, las mismas palabras repitiéndose una y otra vez en mi cabeza sin darme un respiro. Las imágenes que no me permiten descansar por más que loquiera. Y su voz, su maldita voz, resonando, haciendo que recuerde cada momento. Cada momento de intimidad como una venganza hacia mí.
Suspiré a la oscura habitación, fastidiado. ¿Ni aún muerta iba a dejar de molestarme? Con lo que tanto esfuerzo me había costado llegar hasta donde estaba ahora. De haber pasado años siendo acosado por ineptos y estúpidos fracasados, de soportar las lágrimas que meescocían los ojos, de aguantar los gritos que me quemaban la garganta.
Y ahora, estaba acá. Se preguntarán dónde. En Rusia. Si, acá. Escondido del mundo. ¿Por qué? Bien, esa es una historia interesante. Pero para ello, tendré que empezar por el principio. Por aquella noche, la noche que hice la decisión más egoísta de toda mi vida, anteponiendo mi venganza ante el amor. Aquella noche dos añosatrás.
Marianne murió frente a mí, y yo me fui con Marcus de aquel lugar en Alemania. Horas más tarde, yo abandonaba para siempre lo que fuera alguna vez mi hogar. Abandoné a mis amigos, mi familia, mi banda y mi hermano. Dejé todo atrás y ni siquiera les dije por qué o para qué. ¿Les iba a decir que ahora era una criatura que no estaba ni viva ni muerta, y que partía para alimentarse de sangrehumana, para luego matar a aquellos que hicieron de mi vida un infierno? No se merecían una cosa así, en especial mi hermano.
Nos costó mucho encontrar un lugar tranquilo donde poder residir. El hecho de que yo fuera famoso por todo el mundo era una complicación bastante grande. No tardaron en empezar la desenfrenada búsqueda: “Cantante de Tokio Hotel desaparecido”. “Bill Kaulitz, ¿secuestrado?”.“La policía no tiene pistas de la desaparición del cantante”. Esos y otros títulos llenaron las portadas de los diarios y los noticieros. No voy a negar que no me afectaban las imágenes de mi familia destrozada por la televisión. Ver a mi hermano de esa manera es algo que no voy a olvidar nunca. Ahora comienzo a comprender varias de las cosas que Marianne solía contarme sobre nuestra condición.Con el tiempo, los titulares dejaron de aparecer. Yo era simplemente uno más de los que habían desaparecido. Sé que aún me buscan, pero la prensa dejó de tener ingresos y perdió todo interés. Solo me recordarán como el cantante de Tokio Hotel, aquella banda que supo vender millones de cds. Solo eso.
Mientras desaparecían esos títulos, yo iba cambiando, aprendiendo. Aprendí a disfrutar de la cazahumana. Nunca me había sentido tan poderoso en mi vida y esa sensación de éxtasis terminó por obsesionarme. Gracias a eso, ocurrió lo que yo ya sabía que pasaría algún día. Marcus me abandonó. Recién había cumplido un año como vampiro, y él salió por la puerta para no regresar. No me importó. Lo nuestro solo había sido un negocio, y sabía que se había quedado todo ese tiempo conmigo solamente poruna cuestión de reglas vampíricas. No tenía ningún interés en mi ni yo en él. La única cosa que nos había unido había desaparecido de este mundo, pero era también la que nos enfrentaba ahora. Yo sabía que había una parte de Marcus que se arrepentía por haberla destruido. Ella había sido todo para él, su mundo entero. Había sido su compañera y su mejor creación. Y yo…yo era el que ahora llevaba susangre. Yo había sido el último en ocupar su corazón, el más preciado de todos sus amores. Lo supe ni bien bebí su sangre. Sus emociones me llenaron como el agua llena a un sediento.
Marianne….
Me revolví en mi cama, tratando de no pensar. Recordarla, lo admito, me hace mal. Y las preguntas que me asaltan cada vez que lo hago. ¿Hice bien? ¿Tomé la decisión correcta? Me enferma tener esta...