Crónica

Historia de un secuestro
UN NUEVO TIPO DE DELITO CONMOCIONA A LA SOCIEDAD
A comienzos de la década del 30 del siglo pasado se produjo en la Argentina el primer secuestro extorsivo que conmovió al país, no solo por sus inusuales características, sino también por su dramático final. En Rosario, la mafia siciliana asestó el más duro y cruel golpe: el secuestro y asesinato de Abel Ayerza.Comenzaba así una funesta saga en la crónica policial argentina.
La historia comenzó la noche del 23 de octubre de 1932, cuando el joven Ayerza regresaba del cine de Marcos Juárez a la estancia Calchaquí -propiedad de su familia- ubicada en las afueras de esa ciudad, donde pasaba sus vacaciones. Lo acompañaban sus amigos Santiago Hueyo y Alberto Malaver y el capataz del campo, Juan Boneto.
Abel Ayerzaera un joven de 24 años, estudiante de Medicina en Buenos Aires; hijo del prestigioso médico y catedrático universitario de igual nombre.
El viaje transcurría con normalidad hasta que en una calle de tierra por la que debían transitar, parado al lado de un Buick, un hombre les hizo señas con una linterna. Ayerza disminuyó la velocidad y bajó del auto. “¿Le pasa algo, señor?”, dijo. “¿Dóndequeda Marcos Juárez?”, preguntó el sujeto. No alcanzaron a responder cuando se vieron rodeados por cinco hombres que habían permanecido escondidos detrás de unos pastizales y los apuntaban con sendos rifles Winchester. Ayerza y Hueyo -hijo Carlos Hueyo, por entonces Ministro de Hacienda de la Nación del Presidente Agustín P. Justo- fueron obligados a subir al coche de los desconocidos, que se losllevaron sin dejar rastro alguno. Los otros dos, quedaron abandonados en el camino.
Los secuestradores pertenecían a la mafia con asiento en la ciudad de Rosario (“La Chicago argentina”). Integraban la conocida banda de Juan Galiffi, alias “Chicho Grande”. La otra agrupación criminal era capitaneada por un personaje de menor categoría: Francisco Morrone, apodado “Chicho Chico”. Ambas estaban encombinación con ciertos sectores de la policía santafesina, que protegía a los delincuentes y lograba que nunca se descubrieran sus fechorías, a cambio de recibir parte del dinero obtenido de la prostitución, el juego clandestino y las carreras.
El hampa ya no ejercía solo su actividad en los Estados Unidos, como narraban las crónicas de aquella época; también había una rama local formada porinmigrantes sicilianos que se establecieron en la Argentina. La sociedad comenzaba a conocer un nuevo tipo de delito: el secuestro extorsivo.
“Nos hicieron entrar en una casa ubicada en una chacra. A mí me pusieron con las manos arriba y contra la pared. Después nos acercaron una mesa con un papel, tinta y una lapicera y a Abel lo obligaron a escribir lo que le dictaban”, declararía Hueyo, liberado ala mañana siguiente en el Pasaje Cuatro Esquinas, a veinte kilómetros de Rosario, con la carta escrita por su amigo. El mensaje era contundente: pedían ciento veinte mil pesos para devolverlo con vida.
Abel permaneció cautivo en el sótano de la quinta de los hermanos Di Grado en la ciudad cordobesa de Corral de Bustos. La banda estaba integrada al menos por diez hombres y algunas mujeres.
Eljoven Hueyo entregó la carta a Adela Arning, madre de Abel, quien viajó a Marcos Juárez a reunirse con su familia. En la misiva se impartían instrucciones precisas: no debía darse intervención a la policía. Según el diario La Prensa: “El dinero sería entregado por Hueyo en un lugar determinado de Rosario, al que debía llegar en un automóvil Ford que se distinguiría llevando una bandera argentina enel radiador”.
Siguiendo las indicaciones de los secuestradores, rápidamente la familia efectivizó la entrega de la suma exigida en una esquina céntrica de la gran ciudad. Cada uno de los tres delincuentes llevaba un pañuelo blanco en el bolsillo superior externo de su saco y cuando se encontraron frente a Hueyo, uno de los hampones le dio un billete de diez pesos y le dijo: “¿Tiene algo para...