Cuento castellano


























La risa no tiene tiempo, laimaginación no tiene edad y los sueños son para siempre, así decía Virginia en voz alta, mientras allá sobre las nubes jugueteaban recuerdos de la infancia, en pleno llano venezolano, cuando sus sueñosde niña eran arrullos a ritmo del canto tricolor, o mejor de la canción de fiesta criolla, en una tonada al rasgar las cuerdas del cuatro.

En el bosque crecían araguaneyes, apamates y otrosárboles vestidos de colores alegres en sus flores amarillas, moradas, azules o rojas, pero más le atraían en sus juegos infantiles las rondas matutina y las flores amarillas de árnica, las rojas delcapacho, matizadas por el olor a mastranto que se expanden esta tierra caliente con ayuda de la brisa mañanera de febrero.

Son pasajes que están presentes porque no existen límites en la imaginación deVirginia o Rosita como le llama su papá, el recio y valiente padre que a sus hijos propios y los de la vida, lleva la pedagogía de la querencia, con sus valores de amor, amistad y respeto.

La niñacreció bajo el manto de estos valores. Hoy sus pensamientos son más precisos y directos, es madre y piensa en sí misma, que también enseñará buenos principios a sus hijos. Así debe ser porque es denuestros padres de donde viene la enseñanza noble del respeto, del amor, la humildad y la constancia para que el tiempo vaya moldeando a los buenos ciudadanos.

Otra primavera se acerca y Virginiavuelve a pensar en las flores, en las plantas que aprendió a querer desde niña, porque allá en su tierra llanera vestida de palma y sol, también volverán a florear los árboles de Araguaney, Apamate, Caoba,Rosa de Montaña, los geranios o coloridos novios de las maceteras, junto a los mejores pensamientos del piedemonte andino, donde sus abuelitos esperan ansiosos el retorno de sus niños, ahora de...