Días de Santiago

Días de Santiago, y la ausencia de la mirada psicológica para nefastos maniqueísmos .


Yuri Muñoz Durand
Comunicador Audiovisual


No cabe duda que un referente obligado del cine nacional lo constituye Días de Santiago, cinta que se hizo acreedora a una veintena de premios en diferentes festivales internacionales, lo que la sitúa como la más galardonada en la historia de nuestracinematografía. Y no es para menos, pues apreciar sus escenas significa verse inevitablemente atrapado y sugestionado desde el inicio por la palpitante angustia que vive su personaje central: un ex combatiente en la guerra contra la subversión y en la guerra con el Ecuador, y que acaba de retornar a la vida civil. Un papel magistralmente interpretado por Pietro Sibille.

Acompañarlo en sus inciertosdías posteriores al uso de las armas, acaba por interesarnos en su actitud estigmatizada por el severo trauma de la experiencia de la guerra, mientras busca un lugar en una sociedad que en definitiva se desenvuelve de espaldas a la problemática concreta de este pequeño sector social de los ex soldados y reservistas. En términos más precisos, nos encontramos con un particular personaje que trasladaesquemas mentales, conductas y miedos vividos en el campo de batalla, a la “pacífica” cotidianeidad de la vida civil, la cual además de indiferente, termina resultándole hostil, prolongando y acentuando sus heridas internas, a tal punto de empujarlo inercial y sutilmente a algún abismo, como ocurre en la escena final de la película cuando termina pensando en el suicidio, acto que efectivamenteocurrió en el caso de su ex compañero apodado “Rata” casi al inicio de la historia, y como también fue el caso de la incursión en la delincuencia de sus demás ex compañeros de armas, que así continuaron en la ciudad con la secuela de miseria moral implícita en los “prácticos” avatares de la vida en el frente.

Cómo olvidar algunas memorables escenas, tornadas al blanco y negro en su mayoría, en lasque Santiago pone claramente de manifiesto los síntomas de un estrés post traumático que amenaza tornarse en esquizofrenia: las gratuitas agresiones a transeúntes en pleno Jirón de la Unión, su súbito despertar de una pesadilla mientras dormía en su auto, la paranoica interpretación que hace de la negativa del vendedor a cederle un crédito para la compra de una refrigeradora, su cambio de ruta encada viaje de taxi que le hace a un grupo de chicas del instituto, sus maquinaciones mentales e imaginaciones de violencia contra un joven adicto en la discoteca, su nulo entendimiento para con el amor que empieza a profesarle Andrea, o su desquiciamiento con esta misma chica en la entrada del instituto ya en los tramos finales de la película, y así algunas otras escenas más. Son fragmentos que nosretratan un dramático estado patológico, que desde la psiquiatría se diagnosticaría como un especial caso de neurosis esquizoide.

De tal conducta expuesta en esas escenas, es menester resaltar un elemento esencial: la visión maniqueísta que la sustenta. Es decir, esa mirada sesgada de la realidad que divide al mundo entre buenos y malos, entre quienes están decididamente a favor ydecididamente en contra, entre quienes hay que proteger y quienes hay que atacar, la que genera a su vez en este personaje una actitud “muy a la defensiva” frente a su entorno, teniendo a veces en mente la agresión como alternativa, pues conserva y expresa para sí mismo en monólogo interior, las directrices propias de un soldado ante la inminencia de un ataque enemigo. Es este un aspecto que se ve reforzadoen el tratamiento visual al tornar tales escenas al blanco y negro, entendemos que para ayudar a señalar esa percepción dualista que posee Santiago. Esto concuerda claramente con la conclusión de un estudioso del tema de la relación entre psicología y guerra como lo es el doctor Lawrence Le Shan, médico y psicólogo clínico del ejército de los EE UU durante cinco años, quien en su libro...