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Alguna vez, en la familia de Lorena ya había ocurrido que a sushermanas les habían acariciado el pelo, la espalda o inclusoempujado... La noche en que le ocurrió a Lorena estebreve episodiodormía sola. Compartía habitación con su hermana pequeña, pero ella noestaba.
Se abrazó a la almohada, dejándose llevar por el sueñoestirada y con el rostro hacia el techo. Laalmohada estaba agarradapor su brazo izquierdo, y allí permació todo el tiempo.
Cuando ya estaba empezando a dormirse ocurrió:
Ungolpe seco debajo de su ombligo y encima de su pubis la despertódegolpe. Casi se levantó pero no lo hizo, tan solo permaneció quietamirando a su alrededor y analizándolo todo: la almohada no había sido,seguía abrazada a su izquierda... estaba sola, nadie habíatenidotiempo de entrar, pegarle y luego salir...
Pensó y recordóotro episodio, cuando un fin de semana se había marchado con unosamigos a celebrar un weekend en una casa de Icona en mitad de unamontañade Ayora. Todos iban a ponerse hasta arriba de tripis, peroella no lo hizo. Tenía el suyo, pero no lo tomó, simplemente lo guardó.
La casa tenía apenas dos habitaciones: donde se dormía -unampliocuarto donde había tirado en el suelo un colchón de matrimonio yuna litera de madera-, y el salón, donde se pensaban correr la juerga.
Menos una pareja que se marchó a la habitación, el restopermaneció enel salón tomando tripis, fumando porros y bebiendo alcohol. La fiestano acabaría hasta el día siguiente. Lorena, por algún extraño motivo,no hizo nada de eso, y decidió irse a dormir.
No era cómodotumbarse allí con aquella pareja que -si bien no estaban haciendo nada-sí buscarían algo de intimidad, pero por algún motivo que ni ellasabía, Lorena decidió tumbarse en una esquina dela litera, con elcuerpo pegado a la madera, los brazos flexionados en dirección hacia sucabeza, sin apenas un sólo hueco por el que alguien pudiera hacer loque hizo: tocarle el pecho.
No...
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