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EL LIBRO
Prólogo
No hay nada que leer, todo está en nosotros: Conócete a ti mismo y conocerás los misterios del Universo. No hay nada que leer, pero así y todo escribo un libro.
Escribo porque hemos olvidado cómo leer el lenguaje de las abejas, o el vuelo de las aves, no conocemos por dentro un hormiguero, y no nos atrevemos a explorar la noche o el silencio del campo. Si pudiéramos leer enestas cosas no precisaríamos los libros, pero no recordamos cómo hacerlo.
Todos queremos salud, pero la buscamos solamente de un modo: curando la enfermedad. ¿Será suficiente? Ya hemos comprobado que no, porque luego sobreviene otra enfermedad, y nuestra vida se nos va contando las enfermedades que tuvimos, en vez de los momentos de comunión con todo lo que nos rodea.
Quizás necesitemos adquirirnuevas herramientas que nos recuerden cómo es vivir en salud. ¿Qué nos aporta a esto conocer el recorrido del sol durante el año, o quizás el olor de la tierra? ¿Qué nos trae la música del croar de las ranas o la brisa entre los árboles? No parece tener nada que ver, a no ser mirado de un punto de vista romántico o místico, sin embargo, si somos capaces de sentirnos bien y alimentar este estado,estamos alimentando la salud.
Pero pensemos en algo obvio: ¡qué vida plagada de aventuras cuando nos encontramos con tanto para conocer! ¿Quién tiene tiempo para enfermarse?
Pero el ser humano de hoy busca distraerse. Si se acerca a la naturaleza, lo hace con ese propósito: distracción. No habría nada de malo en distraerse un rato si no fuera porque lo hacemos evitando algo que viene de nosotrosmismos. Sentir es peligroso. Es necesario mantener el “saludable” aburrimiento que nos proporciona una buena distancia con nuestra capacidad de sentir, con alguna distracción de vez en cuando, toda la que nuestro poder adquisitivo nos permita. Consumo, consumo, consumo.
Qué caricia más delicada que el aire sobre nuestro cuerpo desnudo. Qué sabios los niños pequeños que se niegan a vestirse.Deberíamos pedirles disculpas por tener que educarlos de la manera en que lo hacemos.
¿Alguna vez te has sentado frente a un cantero lleno de flores? Te encuentras allí con las abejas. ¿Qué hemos aprendido de ellas? “¡Cuidado, peligro, te pueden picar!” Y nos alejamos rápidamente.
Así de aislados vivimos, incapaces de apreciar el milagro que frente a nosotros se produce. La abeja, ese humildeinsecto, es quien sostiene la vida, la naturaleza, porque es el órgano sexual de las flores. Y tenemos miedo, como no, a la sexualidad, gracias a la cual existe la vida en este planeta. Y como tenemos miedo de ella, la rebajamos, la reducimos a la genitalidad y le quitamos su carácter de acto sagrado.
La flor es la vida que se ofrece para perpetuarse. ¿Qué ve un hombre sabio cuando observa atentamenteuna flor? ¿Está confundido con su orientación sexual, o ve una manifestación más de la sexualidad, una poderosa manifestación de la vida que desea ser fecundada y reproducirse?
La abeja nos asusta porque cuando toca una flor hace el amor con ella, y nos recuerda que junto a la sexualidad, si no estamos suficientemente preparados para la vida, también llega el dolor. ¿Qu´en no se ha sentidoaguijoneado alguna vez ante el amor?
Pero no olvidemos que la toxina de la abeja se usa para curar.
Así, tranquilamente, he ido reflexionando sobre todas estas cosas en mi vida, generando mi propio camino, el cual comparto gustosa con todas mis relaciones. Pero tal como lo dice la palabra, un camino es un camino, no un producto terminado. Este libro es solo un aporte de mi visión.
Un camino es paraser caminado y se termina cuando morimos. Para caminarlo hace falta intención, deseo, voluntad de hacerlo. A mi camino lo he vivido desde lo doméstico, sin renegar de las cosas cotidianas, confrontando mi naturaleza con las energías opuestas a lo que me define como mi identidad, integrando, más que rechazando, porque lo que resiste persiste.
El camino es personal, es individual. Si lo vemos...