El castillo del hielo

El Castillo de hielo, el monstruo, y la gota caliente.
Simplemente porque no creo en el amor comencé a decirle mentiras al oído; pero el amor nunca me escuchó. En alguna venganza se le dio por mandarme cartas que tocaban mi puerta de frío acero, comenzó a mandar palomas mensajeras en la madrugada cuando no podía despertar, usó de un modo perverso una poción que se metía bajo mi puerta yembriagaba de un sutil olor a soledad mis zapatos, se metía en los bolsillos de mis camisas y en mi billetera ocupaba un espacio pequeño como para no verlo, como para no escucharlo se quedaba quieto, como para no sentir su mismo peso desconsolado trataba de volar como un pájaro enjaulado.
Simplemente por decirle mentiras se ensañó conmigo, y mis amigos faltos de amor que lo buscan con desesperacióntiraron escupitajos llenos de maldiciones sobre mí; mis antiguas novias dejaron alguna prenda olvidada en mi vereda, esta prenda me esperaba como una trampa dolorosa, acechándome como un terrorista para dañarme.
Y así, este amor me tocaba la puerta, una puerta sin oídos: la puerta de mi Castillo de hielo, impenetrable, frío y hermoso. Pulida y alta y helada es la pared de mi Castillo. Está hecha paraque las ladronas miren su rostro en el espejo y huyan de mí, porque en mi Castillo no puede entrar nadie sin invitación y aunque el hielo transparente es, mi corazón blindado está de cortinas negras, echado en un crepúsculo con nubes de lluvia; entra en él un sendero que nunca sale de la cueva del cuco, flota tenebroso en un lago de aguas blancas y con la barca de la muerte que lo pasa de lado alado como la aguja de una vieja costurera ciega, se mece en las olas arrullado por el silencio de alguna puesta de sol.
Porque este corazón se asustó de ver la luz, porque es un cobarde, porque prefiere pintar las paredes de la cueva de cristal tirado en el suelo, abrigado en el frío que él azuzó, inmerso en un océano de manos negras, dormitando sobre un reloj imperfecto.
Es un corazón que nocuenta sus latidos, duerme, mira y come en un estado de catalepsia, y ve reflejado su rostro en los miles de espejos y sus ojos sospechan del reflejo que ven; la media sonrisa que se afila en la punta derecha de su boca, parece cortar su respiración cadenciosa, como un péndulo cortante el sonido del aire que entra y sale. Ruidoso va nutriendo un cerebro lleno de mil cuchillos, una pared con cientosde clavos de donde cuelgan cientos de dagas antiguas de países ya destruidos; donde un viejo de manos callosas forja armas contra los enemigos que ve tras dos ventanas redondas en lo alto del techo y ordena con precisión, en una ballesta gigante hecha con la forma de mi lengua, flechas filosas y gigantescas, negruzcas del tiempo, oxidadas del miasma venenoso que exuda el nido de cobras que bajoese infernal artilugio hizo un dulce hogar, ese rocío gris, ese veneno inodoro moja todo el lugar.
Ese Castillo gigante y congelado es mi hogar, y desde mi torre más alta, miles de flechas disparé. Luego salí al campo en la noche sin luna, caminé bajo el sendero con el torso desnudo tras presas fáciles de comer, mis manos suaves acariciaban la liebre mientras ésta dormía y sin dolor les doblaba elcuello. Y mis ojos como un águila divisaron caderas de miel, y mis pies en puntas se escondieron tras la oscuridad para ver mejor, y así, un cazador bordado de hielo caminó por un jardín de niños muertos.
Tengo asediados a mis enemigos, los distraigo hasta el día de su muerte y mientras les clavo un cuchillo les doy la mano de Judas y el beso de Jesús.
Tengo noches en que mis sueños duermen másque yo, tengo deudas con los murciélagos del baño, juegos de naipes con los vampiros que ríen sin cesar; algunos de los espíritus que conozco duermen en la puerta de mi cuarto arropados entre mis prendas sucias, algún demonio me deja comida caliente que huele a azufre y alguna bruja quiere leer esta hoja, la misma bruja que esta ahora tras mi ventana.
Tengo un espejo que me saca la lengua...