El Circo En La Ventana

L E C C I Ó N   12
EL CIRCO EN LA VENTANA
Alejandro Aura (fragmento) |
¡El circo, el circo!
¡Ya llegaron!
Ya empezaron
a llegar los
camiones enormes
con las carpas
y los andamiajes
y un mundo
de gente que
se mueve para
todos lados
con tanta actividad
que apenas puedo
seguirlos desde
la ventana. | |

Ya están llegando los camiones con los animales! Bueno con algunos animales,leones, tigres, changos, una pantera, las focas, porque los elefantes y los demás animales grandes y que no atacan llegan caminando. Huelen a animal. Huelen muy fuerte.
    Si no los hubiera visto desde la ventana igual sabría que ya llegaron porque huelen. Camellos, caballos, cebras ¡mira qué bonitas son las cebras, todas rayadas! ¿Jirafas? Sí, son jirafas.
       El hervidero  de levantadoresde carpas apenas me dejaba ver los coches-casa de los trapecistas, los payasos, los enanos, las muchachas rubias que luego iban sobre los caballos y sobre los elefantes dando vueltas a la pista y haciendo suertes de asombro y volando en los trapecios. ¡Qué suerte vivir enfrente del circo y tener una ventana desde la que se podía ver toda la función desde antes de que empezaran las funciones!
      En un santiamén  estaban levantadas la gran carpa principal y la carpa de los animales. Cobraban aparte por entrar a ver a los animales, como un zoológico. No era que todos los animales sirvieran para los números del circo sino que los exhibían nomás para que uno los conociera, los viera de cerca, los oliera. Y allí vivían también, por supuesto, los que usaban en las funciones.
       A vercómo pero juntamos para la entrada. Tenemos que entrar, aunque yo, desde la ventana, he visto ensayar a todos y a las muchachas dar vueltas y volteretas en los caballos. Pero no es lo mismo. Tenemos que entrar a ver la función.
       Lo más fácil era cuidar los coches que se estacionaban en nuestra calle. Cuántos coches llegaban, casi todos negros, con sus maletas negras atrás, con sus ruedas derepuesto en la salpicadera delantera, con sus cajuelas que se hacían asiento.
       -¿Se lo cuido?
       -¿Y a ti quién te cuida?
       - Mi abuelita que está allí asomada, en la ventana.  |      Y cuando salen me regalan un quinto, un diez o algunos hasta un veinte grande de cobre, con su águila y su sol. Hay señores muy erguidos que me acarician la cabeza y me dan un peso. Sí, se puedejuntar para la entrada. En tres o cuatro días, claro, porque muchos no dan nada y a otros ni nos les acercamos cuando salen porque a veces nos metemos a los coches a manejarlos y si les pisamos la marcha avanzan un poquito y ya no están como los dejaron. ¡Qué susto!
       Otra de la estrategias para conseguir dinero eran juntar lo de las cuidadas y comprar una caja de chicles y ponernos a vender ala entrada. Si íbamos temprano y pedíamos programas en taquilla, nos daban un puño y con ese gancho vendíamos más.  
      Cómo recuerdo con asombro al hombre gordo del blanco delantal que tenía un gran tambo de aceite hirviendo y sobre él rebanaba interminables papas que venían en cucuruchos de papel de estraza. "No se acerquen, niños, porque este aceite está hirviendo y se pueden quemar". Y elde los algodones de azúcar y el puesto de hot cakes con su plancha caliente sobre la que echaba la pasta con exacta  medida, el hombre de cara redonda que provocaba esos olores dulces, y los niños más grandes y de otra parte que también vendían chicles y nos querían echar de allí, y el hervidero de gente, familias, chicos y grandes. Ahora que de veras somos tantos en la ciudad he perdido la ideade multitud que entonces era clarísima. Pero sobre todo, cómo recuerdo los olores dulces y los olores agrios de las frituras mezclados con lo olores de animal que duraban toda la temporada del circo. El final del olor era la triste partida. |
¿Nos metemos
por abajo de la carpa? Compramos boleto nada más para ver a los animales
y luego nos pasamos por abajo de la carpa y nos colamos al...