El Espejo Africano

Páginas: 24 (5766 palabras) Publicado: 12 de mayo de 2015
EL ESPEJO AFRICANO.
LILIANA BODOC.

Hay objetos que jamás nos pertenecerán del todo. No
importa que se trate de antiguas reliquias familiares,
pasadas de mano en mano a través de las generaciones. No
importa si los recibimos como regalo de cumpleaños o si
pagamos por ellos una buena cantidad de dinero… Estos
objetos guardan siempre un revés, una raíz que se extiende
hacia otras realidades, unbolsillo secreto. Son objetos con
rincones que no podemos limpiar ni entender. Objetos que
se marchan cuando dormimos y regresan al amanecer.
Los espejos, por ejemplo. No hay duda alguna de que
los espejos pertenecen a esta categoría. Más aún… Si

tuviésemos que hacer una lista de objetos fantasmales,
rebeldes, incontrolables, los espejos ocuparían el primer
lugar.
Mucho se escribió sobre ellos.Poemas y cuentos,
leyendas y relatos de horror. Se ha dicho que son puertas
hacia países fantásticos. Se ha dicho que son capaces de
responder, con sinceridad, las oscuras preguntas de una
madrastra. “Espejito, espejito, ¿quién es la más hermosa?”
Pero aun así, con tanta letra escrita, siempre habrá
nuevas cosas que contar, porque en los espejos cabe el
mundo entero.

*
Esta es la historia de unespejo en particular. Pequeño,
Hay también un sonido que trae el viento.
casi del tamaño de la palma de una mano. Y enmarcado en
Tam…
ébano. Un espejo que cruzó el mar para ser parte de
Tam, tam.
múltiples historias, no todas buenas, no todas malas.
Tam…
Un pequeño espejo que enlazó los destinos de distintas
Tam, tam.
personas en distintos tiempos.
Son tambores los que están hablando, los que están
Enel comienzo hay un atardecer rojo y polvoriento, llorando.
atravesado por una manada de cebras. Un paisaje
¿Y por qué tambores?
extendido en su propia soledad que, aunque desde lejos
Porque la historia de este pequeño espejo, enmarcado
puede parecer un dibujo, es de carne y hueso. De sed y en ébano lustroso, comienza en el África.
música.

1 Entre África y América del Sur. 1779 a 1791,aproximadamente.
La costumbre de cargar cestos en la cabeza los
mantenía erguidos. Y con el pensamiento más cerca del
cielo que de los pies.
Era una aldea con pocos habitantes, donde cada uno
hacía su parte del trabajo y tenía su lugar en las danzas.
Aquellas personas conocían la diferencia entre un fuego
sagrado y un fuego familiar donde asar alimentos.

Separaban sin dificultad las plantas benéficas delas
maliciosas; aceptaban las lluvias y las sequías. Y cuando
se tendían a descansar, eran capaces de reconocer cientos
de formas en las nubes.
Imaoma era un joven cazador, tan diestro que la aldea
entera lo consideraba un elegido de los Antepasados.

*
Atima era una hermosa muchacha, buena en el arte de
teñir plumas y coser pieles.
Eran tiempos de cacería.
El día había amanecido con olor a madera.Y el más
anciano de la aldea miraba a su alrededor con una sonrisa
divertida, como si supiese que algo agradable estaba a
punto de suceder.
Imaoma miró a la joven Atima por la mañana. La miró
con fijeza y siguió andando.
Imaoma miró a Atima por la tarde. Ella se cubrió las
mejillas con las manos y puso su pie derecho sobre su pie
izquierdo.
Cuando cayó la noche y la aldea entera se reuníaalrededor del fuego, Imaoma volvió a mirarla. ¡Todo
estaba dicho!
Tres miradas de un hombre a una mujer, en el curso de
un día, eran invitación a boda, siempre que las familias
aceptaran.
Y las familias aceptaron, porque Imaoma y Atima eran
los dos ojos de un mismo pez, las dos laderas de una
misma montaña. Y tendrían una descendencia saludable.

Los festejos se realizaron poco tiempo después. Hubo
carney fruta para toda la gente de la aldea. Y para algunos
parientes que llegaron de lejos.
Atima le dio a su esposo un brazalete de piel como
regalo.
Imaoma le dio a su esposa un pequeño espejo
enmarcado en ébano, que él mismo había tallado con
paciencia.
Alzaron una choza en el sitio indicado por los mayores.
Y la vida continuó su curso al son de los tambores.
Tam…
Tam, tam.
Tam…
Tam, tam.
Pero al...
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