El golpe de la publicidad



Queramos o no, la publicidad está en todo ámbito de nuestra vida. A diario somos bombardeados por 3.000 impactos de forma tanto explícita como implícita y aquello complementa, en cierta forma,quienes somos, cómo nos comportamos, qué decimos hasta nuestro modo de pensar. ¿Cuántas veces hemos querido tener- careciendo de un sólido motivo- esas zapatillas, de esa marca? ¿Por qué tener unteléfono móvil, en estos tiempos, resulta ser tan trascendental?
La sociedad resulta ser un antro de impresiones. Nos basamos en percepciones vanas apoyadas de todo aquello que entre por la vista, sentidoque fue manipulado ya que hoy, y desde mucho tiempo atrás, existen cánones que estipulan el correcto ser de una persona abarcando el modo de comportarse, vestirse, decir, etc. No podemos salir a lacalle con un sombrero de copa porque seremos catalogados de “ridículos” y seguramente seremos el hazme reír. ¿Quién estimó conveniente que la moda del sombrero de copa culminará al punto de serridículo si uno quisiese usarlo hoy?
Sin quererlo, sin tener cierta conciencia sobre cómo nos dominan los medios de comunicación el ser humano se va cegando al no poder ver su propia realidad, por seguir,adoptar estereotipos impulsados por terceros. Es lo que Adorno y Horkheimer llamarían en su obra Dialéctica de la Ilustración (1947) donde señalan que las “industrias culturales” no son más que unmercado de masas que imponen estandarización y organización. Todo aquello que parezca amenazante y nuevo queda vetado. Se determina en base a los gustos y necesidades del público y son estos conceptos losque imponen los llamados “estereotipos”. Los medios de comunicación traducen la cultura en función a gustos y necesidades de sus consumidores y estos últimos resultan ser nada más y nada menos queesclavos de la publicidad. Producto de aquello, el sujeto queda supeditado, paralizado al pensar y finalmente para ver su realidad.
La cultura domina preservando los estereotipos, reproduciendo...