El Polizón

Páginas: 76 (18802 palabras) Publicado: 19 de diciembre de 2013
EL POLIZON

Por
Rubén Darío Mesa Zuluaga



A mi compañero de dolor y lágrimas


A manera de “LLAMADA DE ATENCION” al mundo entero, ilustro este libro. Lo narrado en él me llevó a pensar que la vida de un POLIZON no vale nada.

Es un grito, un clamor en medio del océano; no concibo en mi mente, que existan torturadores, verdugos entre comandantes de embarcaciones. Piensan quizás queel paso de estas criaturas les hundiría el barco.

Para uno la muerte, para el otro la angustia y el terror de ser lanzado a las profundidades marinas. Anhelos de dos jóvenes llenos de alegría, en búsqueda de otros mundos: el comercio, el trabajo, la cultura, todo un proyecto de vida nueva. Ocurren tremendas contradicciones. Por un lado ceremonias bautismales, bendiciones, incienso, rituales detodas las religiones. Lociones divinas caen sobre estructuras en su inauguración. Por otro lado se ven desprecios, atropellos contra la vida llena de esperanza, contra dos jóvenes que creyeron en el humanismo, en la colaboración, en la solidaridad para lograr sus metas. Sólo venció el poderoso que olvidó lo humano.

Recordemos aquella frase de Jesucristo: “Ay de vosotros hipócritas y fariseosque coláis el mosco y os tragáis el camello”. Indefensas criaturas martirizadas por conciencias laxas que prefieren cargar “delito” a un pequeño ser.

A los gobernantes del mundo una petición: Más humanismo en alta mar; porque de lo contrario me tocaría decir: “Que esperanzas, si los gobiernos son impotentes ante tanta masacre ocurrida en alta mar”.


RAMON VASQUEZ ARROYAVE

Medellín, Junio6 de 1996.

CAPITULO I

Yo venía sentado en el techo del vagón de un tren para que nadie advirtiera mi presencia; el tren viajaba por entre los barrios populares que se extendían a lado y lado por las orillas del río Medellín.

Tenía la cara roja, quemada por el sol y la ropa sudorosa por el viento pegajoso. Además traía puestas unas gafas negras que había encontrado en un basurero.
Antesde llegar a la estación de la terminal, aprovechando que el tren disminuyó su velocidad, me bajé con cautela por la escalerilla y me introduje al vagón confundiéndome con el resto de pasajeros.

Ya en la sala de espera, llena de personas que se despedían, o que esperaban, lo primero que hice fue buscar un teléfono público, esculqué mis bolsillos pero no tenía monedas. Entonces me acerqué a unseñor moreno, bajito y que tenía bigote muy abultado, que se encontraba frente a una ventanilla, a su lado había una pequeña maleta, y le solicité una moneda para efectuar una llamada a la casa de mi familia. El me lanzó una mirada de desconfianza, pero de inmediato estiró su brazo y me la regaló. Me acerqué al teléfono y marqué:
-Hola Piedad habla con Rubén Darío.
-¿Cómo? ¿Y usted dónde estaba?-Yo vengo de Venezuela, acabo. de bajar del tren.
-Espere le voy a pasar a mi mamá.
-¿Qué hubo mijo?, ¿Usted dónde estaba?
-Estaba en Venezuela, pero tranquila que me fue muy bien.

-Pero, ¿Por qué no escribió siquiera una carta, o hizo una llamada?; ¿Usted por qué es así? Ya lo dábamos por muerto.

-Mamá, sabes qué: venga por mí a la estación del ferrocarril, esto es muy peligroso y mepueden atracar.

-No se mueva de ahí que ya vamos por usted.

Yo me quedé ahí parado frente al teléfono algo nervioso y muy confundido por que no sabía cómo les iba a explicar lo mal presentado que venía.

Al poco rato, alcancé a distinguir entre toda la gente a mi mamá que venía acompañada de mi hermana y dos hermanos y me buscaban impacientes, pues con la mirada recorrían todo el lugar. Comopude me acerqué y los saludé. Cuando me vieron, no podían creerlo.

-Darío –dijo mi mamá-, pero a usted ¿qué le ocurrió? Mire como está de sucio, mire ese pelo todo pegajoso, ¿De dónde viene?

-Lo que sucedió fue que me iba a venir en avión, pero a última hora resolví vender el tiquete y venir por tierra, en tren; pero resulta que el tren se descarriló y nos tocó amanecer en unos matorrales...
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