eLEMTOS
En cada celebración, el Señor nos sigue invitando a comer su cuerpo y beber su sangre; sin embargo, como suele ocurrir con otros aspectos de nuestra vida, este convite deJesús a participar de su banquete, se puede tornar rutinario, carente de sentido o, incluso, poco frecuente. Por ello, les propongo que reflexionemos al respecto, a partir de un relato transcribo delsitio www.loiola.org:
Unos meses antes de su muerte, el Obispo Fulton J. Sheen (1) fue entrevistado por la televisión nacional:
−Obispo Sheen, usted inspiró a millones de personas en todo elmundo. ¿Quién lo inspiró a usted? ¿Fue acaso un Papa?
El Obispo Sheen respondió que su mayor inspiración no fue un Papa, ni un Cardenal, u otro Obispo, y ni siquiera fue un sacerdote o monja. Fue unaniña china de once años de edad.
Explicó que cuando los comunistas se apoderaron de China, encarcelaron a un sacerdote en su propia rectoría cerca de la iglesia. El sacerdote observó aterrado,desde su ventana, como los comunistas penetraron en la iglesia y se dirigieron al santuario. Llenos de odio, profanaron el tabernáculo, tomaron el copón y lo tiraron al piso, esparciendo las hostiasconsagradas. Eran tiempos de persecución, y el sacerdote sabía exactamente cuántas hostias contenía el copón: treinta y dos.
Cuando los comunistas se retiraron, tal vez, no se dieron cuenta o noprestaron atención a una niñita que rezaba en la parte de atrás de la iglesia, la cual vio todo lo sucedido. Esa noche la pequeña regresó y, evadiendo la guardia apostada en la rectoría, entró en el...
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