Esteban

PROLOGO
Al igual que los seres humanos que alcanzan su madurez, los pueblos también tienen un momento de su historia donde se cuestionan lo mismo; ¿Quiénes somos? ¿Qué sentido tiene nuestra vida? ¿Que nos depara el futuro?
Cuando decidimos buscar las respuestas en nuestra idiosincrasia y cultura, se hace evidente que las ideas y valores que están plasmadas en ellas no son una realidadestática, sujetas al influjo de múltiples factores que varían constantemente, como todo en la vida…
Por ello, en cualquier intento por definir la manera colectiva de ser de los colombianos debe fijar las coordenadas de tiempo y espacio que determinen su contexto, las cuales se concentran en los finales del siglo XX y principios del siglo XXI en las grandes urbes del país.
Aunque nuestros ensayos sobrenuestra fisionomía como pueblo se han enfocado siempre desde de la óptica de especialistas en ciencias sociales, lo vasto y completo del tema han hecho que queden no pocas si no muchas inquietudes, si tenemos en cuenta que tales disciplinas
no son ciencias exactas y por lo tanto sus conclusiones no son incuestionables como algunos cree…
Ha hecho falta entonces la visión del ciudadano como unobservador cuidadoso mas no como un juez oficioso, que se incursione en la idiosincrasia y cultura de nuestro país como una vivencia personal sin pretensiones científicas, solo que exponga sus conclusiones en un lenguaje accesible al lector corriente.
Llenar este vacío y/o suscitar reflexiones de autocrítica con objetivos colaterales de este libro, fruto de experiencias del autor del estudio de unavasta bibliografía sobre la materia e investigación que sustentan muchos de sus puntos de vista.
En el desarrollo del ensayo ha incurrido de forma deliberada en una especie de heterodoxia metodológica al hacer referencias puntuales, por cuanto son representativas de la realidad ya que pueden facilitar al lector confrontar múltiples situaciones que le habrán tocado vivir, pues forman parte denuestra cotidianidad.
Ha tenido en cuenta que se insiste en que el nuestro, es un país sobre diagnosticado, no puede decirse lo mismo de sus gentes pues mucho lo que queda por explorar el complejo mundo de nuestra manera colectiva de ser y mostrar lo que ello ha causado en nuestra historia.
De igual modo aunque se sostenga que no existe una Colombia única sino más de mil países en ella, así comosus municipios tienen una c cultura y tipo de personas totalmente diferentes, a una escala macro dos ámbitos muy diferentes: el urbano de las grandes ciudades y el rural de los pueblos y el campo, de los cuales nos limitamos al primero.
Por otra parte, el autor propone destacar que si bien un país y sus gentes son conceptos ligados e interactuantes las propuestas que han hecho para cambiarlo tantocomo políticos como planificadores, se han referido y limitado a sus estructuras e instituciones sin ocuparse jamás de la cultura e idiosincrasia del mismo.
En consecuencia aunque los diagnósticos sobre la situación de Colombia. Los pronósticos sobre su porvenir y los planteamientos para resolver sus problemas consideran múltiples variables, han soslayado la importancia decisiva que en ellatienen en ella tienen nuestro sistemas de valores, con lo cual desconocen el peso que han tenido en su historia así como la fuerza que habrán de ejercer en su futuro.
Por haber desconocido semejante realidad hemos hecho gran énfasis en las constituciones políticas y en sus leyes, pero ignorado siempre el influjo de la cultura, lo que nos ha llevado a engolosinarnos con la ficción de que bien resultaapremiante cambiar el a Colombia, los colombianos si podemos seguir perpetuamente iguales, sin inquietarnos siquiera por enmendar algunos aspectos de nuestro ethos colectivo, que en la marcha hacia el progreso constituyen verdaderas culturas.
Es necesario reconocer entonces cuanto gravitan sus influjos en la actual situación del país y aceptar que, en algunas de ellas por lo menos podríamos...