fue un sueño... cuentos q cortan el aliento

Páginas: 7 (1659 palabras) Publicado: 1 de junio de 2014
¿FUE UN SUEÑO?
Me gustaria compartir algunos cuentos que me han llamado bastante la atención es de un pionero de los relatos como "Bola de Sebo"... Su escritor es "Guy de Maupassant", más adelante al final les dejare una breve biografia de el..

La había amado locamente!

¿Por qué se ama? ¿Por qué se ama? Cuán extraño es ver un solo ser en el mundo, tener un solo pensamiento en el cerebro,un solo deseo en el corazón y un solo nombre en los labios... Un nombre que asciende continuamente, como el agua de un manantial, desde las profundidades del alma hasta los labios, un nombre que se repite una y otra vez, que se susurra incesantemente, en todas partes, como una plegaria.

Voy a contaros nuestra historia, ya que el amor sólo tiene una, que es siempre la misma. La conocí y viví desu ternura, de sus caricias, de sus palabras, en sus brazos, tan absolutamente envuelto, atado y absorto por todo lo que procedía de ella, que no me importaba ya si era de día o de noche, ni si estaba muerto o vivo, en este nuestro antiguo mundo.

Y luego ella murió. ¿Como? No lo sé; hace tiempo que no sé nada. Pero una noche llego a casa muy mojada, porque estaba lloviendo intensamente, y aldía siguiente tosía, y tosió durante una semana, y tuvo que guardar cama. No recuerdo ahora lo que ocurrió, pero los médicos llegaron, escribieron y se marcharon. Se compraron medicinas, y algunas mujeres se la hicieron beber. Sus manos estaban muy calientes, sus sienes ardían y sus ojos estaban brillantes y tristes. Cuando yo le hablaba me contrestaba, pero no recuerdo lo que decíamos. ¡Lo heolvidado! todo, todo! Ella murió, y recuerdo perfectamente se leve, débil suspiro. La enfermera dijo: "¡Ah!", y yo comprendí. ¡Y yo comprendí!

Me consultaron acerca del entierro, pero no recuerdo nada de lo que dijeron, aunque sí recuerdo el ataúd y el sonido del martillo cuando clavaban la tapa, encerrándola a ella dentro. ¡Oh! ¡Dios mio! ¡Dios mio!

¡Ella estaba enterrada! ¡Enterrada! ¡Ella! ¡Enaquel agujero! Vinieron algunas personas... Mujeres amigas. Me marché de allí corriendo. Corrí y luego anduve a través de las calles, regresé a casa y al día siguiente emprendí un viaje.

Ayer regrese a París, y cuando vi de nuevo mi habitación -nuestra habitación, nuestra cama, nuestros muebles. Todo lo que queda de la vida de un ser humano después de su muerte- Me invadió tal oleada denostalgia y de pesar, que sentí deseos de abrir la ventana y de arrojarme a la calle. No podía permanecer ya entre aquellas cosas, entre aquellas paredes que la habian encerrado y la habían cobijado, que conservaban un millar de átomos de ella, de su piel y de su aliento, en sus imperceptibles grietas. Cogí mi sombrero para marcharme, y antes de llegar a la puerta pasé junto al gran espejo del vestibulo,el espejo que ella habia colocado allí para poder contemplarse todos los días de la cabeza a los pies, en el momento de salir, para ver si lo que llevaba le caía bien, y era lindo, desde sus pequeños zapatos hasta su sombrero.

Me detuve delante de aquel espejo en el cual se había contemplado ella tantas veces... Tantas veces, tantas veces, que el espejo tenía que haber conservado su imagen.Estaba allí de pie, temblando, con los ojos clavados en el cristal -en aquel liso, enorme, vacío cristal- que la habia contenido por entero y la habia poseído tanto como yo, tanto como mis apasionadas miradas. Sentí como si amara a aquel cristal. Lo toqué; estaba frío. ¡Oh, el recuerdo! ¡Triste espejo, ardiente espejo, horrible espejo, que haces sufrir tales tormentos a los hombres! ¡Dichoso elhombre cuyo corazón olvida todo lo que ha contenido, todo lo que ha pasado delante de él, todo lo que se ha mirado a sí mismo en él o ha sido reflejado en su afecto, en su amor! ¡Cuánto sufro!
Me marché sin saberlo, sin desearlo, hacia el cementerio. Encontré su sencilla tumba, una cruz de mármol blanco, con esta breve inscripción:

AMÓ, FUE AMADA Y MURIÓ.
¡Ella está ahí debajo, descompuesta!...
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