Gustav Adolfo Becquero
Me llamo Mariano José de Larra nací en Madrid en 1809.Al terminar la Guerra de la Independencia (en 1812) tuve que huir con mi familia a Francia porque mi padre -importante médico de ideas ilustradas- había colaborado con el gobierno impuesto por Napoleón en España. No volví a mi país hasta que no murió en 1833 Fernando VII porque su modo de ver la vida y el mío no tenían nada que ver. Para mi la libertad y el progreso son fundamentales, y eso loaprendí muy bien en Francia.
Cuando regresé a España estaba muy ilusionado, pues venía bien empapado del nuevo idealismo romántico que se había desarrollado en Europa -sobre todo en Alemania y en Francia-. Pero mi vida aquí no fue precisamente "un camino de rosas": encontré un país muy reacio a introducir ideas liberales. Además de ver los problemas que había en la sociedad española, mi matrimoniofue un fracaso y con mi amante Dolores Arnijo tuve un importante desengaño amoroso-claro, que era una mujer casada y nunca dejó del todo a su marido-. Lo pasé muy mal, porque mantuvimos una apasionda y también tormentosa relación amorosa. Además me sentía fatal y por todo decidí que iba a escribir. Pensé que la literatura sería un arma útil para intentar modernizar la sociedad española y escribímis Artículos. Fue fácil, como me dedicaba al periodismo -por cierto firmaba con el pseudónimo de "Fígaro"- fue escribiendo a modo de ensayo novelado artículos de costumbres sobre los vicios y atrasos de la sociedad española: la lentitud de la Administración española, la mala educación y la soberbia e hipocresía de los españoles, los perjuicios de los matrimonios a destiempo... también critico a losconservadores y a los carlistas -impedían la evolución progresista del país-, y me atreví a defender la libertad creadora del Romanticismo, que tanto me gustaba para la literatura y para la vida. Después de que a través de mis Artículos denuncié la censura, los abusos, la pena de muerte, el absolutismo, el fraude, el orgullo, y otros tantos y tantos vicios y atrasos que estaban bien arraigados enla España del siglo XIX, me deprimí bastante. Todo iba mal: mi relación amorosa era insostenible, el país estaba, yo no me acostumbraba a esta sociedad. Solo tenía 28 años, pero estaba muy muy frustrado, la desolación y el desaliento se apoderaron de mí, ya no tenía sentido vivir, y un buen día me suicidé... aún hoy me recuerdan porque piensan que algunas de mis críticas siguen vigentes aún hoy...
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