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Las Poquianchis no son asesinas seriales, de hecho jamás mataron, otras mujeres y hombresasesinaron por ellas. Delincuentes de cuello blanco, estas mujeres jamás se mancharon de sangre, se condujeron siempre como las patronas que eran, las dueñas del negocio.
La mayoría de las mujeresregenteadas por estas señoras vestidas de luto eterno, murió por enfermedades desatendidas, complicaciones por abortos y, en menor medida, por homicidio intencional.
En todo caso, las manos de estasmujeres se ensuciaron con la mugre de los billetes que contaban una y otra vez al final de la jornada laboral y de donde pagaban sueldos de hambre, literalmente, a sus empleadas-esclavas, y a otras, siacaso, con vales internos como en una tienda de raya.
Era indispensable que la mente criminal-comercial de las Poquianchis deshumanizara a las prostitutas, la mayoría mujeres necesitadas, ignorantes omuy jóvenes, pobres e ingenuas, vendidas por sus madres y padres (o debemos decir padrotes y madrotas), obligadas, forzadas, violadas o convencidas para alquilar sus cuerpos en cuartos-mazmorras alos clientes de los lupanares. Las deshumanizaron para poder desecharlas sin sentir remordimiento, como basura, cuando se enfermaron y dejaron de ser útiles, cuando ya no generaron ganancias. Las"despidieron" como se pudo.
Autoridades, policías, funcionarios de los gobiernos locales y estatales siempre supieron de su existencia y colaboraron siempre con ellas. Formaron alianzas, tomaron acuerdos.Política y delito, esa fórmula inseparable. Les otorgaron los permisos y licencias para que sus prostíbulos operaran sin problema, claro que eso costaba, pero siempre hubo buen arreglo para ambas...
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