Hiistoria

Del libro: Más allá de una mirada
Víctor Manuel Rivera

El despertar del zombi

La embarcación se deslizaba flotando sobre la cresta de las olas. La luz de la luna iluminaba su paso hacia la bahía. El puerto y la ciudad apenas se divisaban; debido a la escasa luz sólo se veía parte del muelle donde atracaría la nave. Entonces, todo volvió a oscurecerse…
Empezaba muy temprano en lamañana: cargaba no uno, sino dos fardos a la vez; cada uno de estos pesaba cincuenta libras. Los levantaba como si no pesaran gran cosa, y se los colocaba sobre la cabeza. Esto lo hacía tantas veces se lo pedía su
patrón. Hacía lo que él le pidiese, pues no conocía el cansancio ni cuánto peso podía levantar y soportar. Es que el pobre no tenía conciencia de nada ni del cansancio, dolor o tiempotranscurrido. Su patrono se había hecho dueño de él y de lo poco que componían sus pertenencias; en pocas palabras, se había hecho su señor.
Sus hombros, cabellos y manos estaban siempre cubiertos con el polvo de cemento que aquellos fardos soltaban cuando los llevaba de un lugar a otro como se lo ordenaba su amo. Este último poseía una tienda de efectos de construcción que suplía a todos losconstructores de la pequeña ciudad; Juan era el “burro de carga” que movía lo más pesado del negocio; era él quien arriaba todo bulto, material y equipo pesado desde la tienda hasta los vehículos de motor de los clientes. Llevaba trabajando con el
propietario del negocio cerca de treinta años. Estos, sin pedir o exigir algo a cambio: se movía con la voz de su amo y señor, sin palabra, comentario o muestrade reproche alguno; no importando el duro trabajo que siempre llevaba a cabo.
Juan no hablaba, no reía ni compartía con nadie, sólo obedecía ciegamente a la voz de don Cholo. Dormía en un cobertizo donde los animales domésticos compartían con él: el techo que le protegía de la lluvia y la paja de heno que le calentaba el cuerpo, aunque no poseía sensibilidad al frío o calor. Era Juan uno más enmedio de las bestias de carga que poseía don Cholo.

Por espacio de treinta largos años Juan venía viviendo como un esclavo que sólo recibía lo necesario para mantenerse con vida y fuerzas para realizar los pesados trabajos que tenía como obligación diaria, los siete días de la semana. Le alimentaba su amo con carne y granos, suficiente para que recibiera las proteínas necesarias que ayudaba asu cuerpo a mantener el patrón de vida que llevaba. Además de una muda de ropa para todo el año, le daba su señor la oportunidad de tener un baño semanal y de ser auscultado por el veterinario de la granja una vez cada seis meses.

Juan había perdido la capacidad de razonar y, por tanto, el control de sus decisiones; se movía como los animales, por instinto y obediencia. Pero las últimas nochesempezaba a volverle la capacidad de experimentar soñar. En fugaces sueños veía una embarcación que se acercaba a la bahía pero que cuando ya estaba a llegar, la escena se desvanecía. Este sueño volvía una y otra vez cada noche, sin que se completara toda la escena. Entonces el pobre hombre empezó a tener una lucha interior: con el poco razonamiento que fue adquiriendo, peleaba contra aquello que leimpedía lograr ampliar y entender aquel sueño que le perturbaba cuando dormía. Esto continuó así hasta que después de muchas noches y de mucho luchar empezó a ganar control de sus pensamientos y con ello, por fin pudo completar aquel extraño sueño:

La embarcación se deslizaba sobre la cresta de las olas, la luz de la luna iluminaba su paso hacia la bahía. El puerto y la ciudad apenas sedivisaban; debido a la escasa luz del satélite natural sólo podía verse parte del muelle donde atracaría la nave.

El sonido agudo del timbre anunció que habían llegado a tierra. El capitán del transatlántico se dirigió a los pasajeros para desearles buena estadía en la isla caribeña donde pasarían seis días. Les recordó la fecha y hora de regreso a la embarcación la cual proseguiría el viaje en...