Historia de bolivia
Alcides Arguedas
OBRA CUSTODIADA POR EL
ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES DE BOLIVIA
HISTORIA GENERAL DE BOLIVIA
LA FUNDACION DE LA REPÚBLICA CAPITULO I Chuquisaca y su Universidad a principios del siglo XIX.- Vida social y distribución gremial de la urbe.- Goyeneche y su doble rol.Revolución del 25 de Mayo.- Propaganda de la revolución. La noticia delcautiverio del rey español por los franceses llegó a Chuquisaca el 17 de Septiembre de 1808, y pocos fueron los altos funcionarios de la corona que se inclinasen a dar entero crédito a tan estupendo anuncio que les parecía fuera del orden natural de-las cosas; pero cuando posteriores documentos oficiales vinieron a confirmar lo ya sabido, creyeron los súbditos del rey que el andamiaje institucionaldel Estado se venía abajo carcomido por el tiempo y las nuevas ideas, y, los naturales americanos, que esa era la coyuntura ofrecida por el lógico y humano encadenamiento de los hechos para sacudir la cadena de opresión que durante tres siglos habían arrastrado. Chuquisaca en aquellos tiempos era uno de los centros más intelectuales del Continente hispanoamericano y su Universidad de San Xavier,célebre en los países del contorno, ejercía poderosa atracción en los estudiantes de Lima, Cuzco, Córdova o Buenos Aires de donde iban a cursar humanidades acogiéndose al seno de las familias acaudaladas, como pupilos, y donde aprendían a discutir en todos los tonos y sobre todos los temas, porque la ocupación favorita de estudiantes y doctores era engolfarse en apasionadas disquisiciones sobre temaspolíticos de preferencia y con los argumentos que les suministraban los libros de Montesquieu, Raynal, D'Agneseau y otros, devorados a ocultas de los profesores. Era, puede decirse, un laboratorio de ideas libertarias dados los tiempos y la clase de hombres dominantes. Como ciudad, Chuquisaca, valía poco, sin duda, porque era una ciudad de corte netamente español, desprovista de recursos, peroapacible, de clima deliciosamente templado y de contornos ricos en campos abundosos y de linda vegetación. Las gentes de la urbe estaban distribuidas en clases perfectamente caracterizadas y distribuidas por gremios. Había la de los religiosos, funcionarios públicos, acaudalados mineros o terratenientes y la de los universitarios. El pueblo propiamente dicho, es decir, la masa criolla, apenas contabaen esta principal distribución, y sus andanzas, menesteres y preocupaciones sólo interesaban a los
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demagogos sentimentales o a los magistrados diligentes y previsores, que apenas eran una excepción. La tarea favorita de todas estas gentes, era, como se tiene dicho, la discusión y el chisme en sus más variadas tonalidades, hasta la calumnia ocultaque empaña la honra y hace correr en veces la sangre; pero la vida misma era por lo general apacible, monótona y transcurría lentamente para todos, vacía y siempre igual. No había periódicos; tampoco teatros. Se vivía en santa ignorancia de lo que pasaba más allá de las lindes del terruño y sólo preocupaban las noticias relacionadas con nuestro Señor el Rey y su familia, de quienes no se teníaqueja alguna. Figúrese, pues, en una sociedad así constituida y entre gentes de tan plácido vivir, el estupor y la consternación que causarían las tan grandes noticias del cautiverio del monarca español y de su prisión en tierras de Francia. Hubo rogativas en los templos, procesiones en las calles para las que se sacaron a lucir el retrato de Fernando VII. También hubo juramentos públicos defidelidad al monarca destronado. Esto, se entiende, entre los funcionarios de alta categoría y los señores de rango y título; más no así en el gremio de los doctores y universitarios donde en el nuevo estado de cosas de España hallaron ocasión propicia para, como de costumbre, entregarse a la discusión que los condujo a ver esos asuntos con un criterio nuevo y apropiado a las circunstancias. Este nuevo...
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