historia del calculo

DEBAJO DEL CEREZO
Hace mucho tiempo, en una población cercana a Tokio, siendo poblado humilde, pero hermoso, sucedió una historia digna de contar. En las tardes y mañanas, una línea de tren atravesaba el poblado, justo al lado de un árbol de cerezo muy conocido, que en otoño dejaba caer sus hojas rosas que desprendían un olor que impregnaba de paz y felicidad a aquellas personas que escribíanuna historia debajo de aquella pieza de la naturaleza. En alguna parte de ese lugar, asistían a clase dos peculiares personas: Itaki, un niño de menos de diez años, alto, delgado y con una mirada profunda y gentil; y Tenma: niña de la misma edad, alta, delgada, y con ojos que te cautivaban por la inocencia que proyectaba, desde el iris, hasta el fondo de su corazón. Los dos compartían una granamistad, llena de juegos, sueños e ilusiones, que desde que se conocieron, comenzaron a hacer realidad. Ambos tenían la misma visión de la vida: solo querían sonreír. Desde el momento en que sus vidas coincidieron, sintieron una conexión extraña pero peligrosamente perfecta, que les permitía hacer y deshacer cuantas aventuras pasaran por su imaginación, hicieron crecer pues, una bella amistadinocente.
Una tarde de otoño, corrían hacia el paso del tren para observar algo que para ellos, era más que un transporte, pues ellos imaginaban que el tren algún día los llevaría juntos a descubrir nuevas aventuras.
–Itaki: Tenma, mira, el cerezo hoy luce más hermoso que lo normal...
–Tenma: Ya lo creo (sonrió) en otoño, ver las hojas caer, es lo más bonito que podemos hacer.
–Itaki: Esperopoder hacerlo de nuevo el año que viene (esbozó una sonrisa que en el fondo guardaba mucha melancolía)
–Tenma: No seas exagerado, sabes que así será, aunque tal vez no estemos en la misma escuela… pero, seguiremos cerca ¿No es así?
En ese momento, parece que intencionalmente, el tren pasó, haciendo un ruido que disimuló perfectamente la falta de aliento de Itaki para decirle a su amiga, las nuevasnoticias. Al terminar de pasar, la niña se marcho corriendo y alzándole una mano a su amigo, se despidió, sonriente le dijo que se verían al día siguiente como de costumbre; él por otra parte, le gritó que esperara un momento, que tenía que decirle algo, más sin embargo, ella solo respondió que podría decírselo otro día…
Al día siguiente ella se encontraba nerviosa, pues en el camino a laescuela, no se topó con su amigo, ni en clases, mucho menos en la tarde al momento del paso del tren, ese día, el árbol de cerezo se resistía a dejar desprender sus hojas, algo raro, pues en otoño eso pasaba por naturaleza… Era un suceso extraño, como si el tiempo se hubiera congelado. En la noche decidió visitar el hogar de su amigo y se encontró con la noticia de que el ya no vivía ahí, que la nocheanterior había partido a una ciudad más grande y lejana, en compañía de su papá que había recibido una oferta de trabajo, que para como estaban las cosas económicamente hablando, no podía darse el lujo de rechazar.
Los días pasaron y ella estaba desolada, nunca se había imaginado perder la amistad que tenia con Itaki, jamás pasó por su cabeza, que tendría que caminar sola, reír sola y disfrutarde ese peculiar otoño sin él. Para ese tiempo, Japón no disfrutaba de toda la tecnología que actualmente tiene, y la comunicación era menos ágil de lo que se podía imaginar. Ella tenía la esperanza de que buscaría la manera de hablar con él, y no fue hasta los últimos días de otoño que recibió una carta: “Tenma, lamento mucho no haberme podido despedir, lo intenté, pero no me dejaste hablar, ademásque no soy bueno con las despedidas, o mejor dicho, jamás lo he hecho. Espero estés disfrutando de los últimos días de otoño, probablemente esté de vuelta pronto, la verdad no sé, solo sé que te echo de menos, nada es divertido sin mi amiga Tenma y sus ocurrencias. Con cariño, Itaki.” Ella estaba anonadada, no sabía que responder, porque a pesar de su edad, le dolió mucho no haber podido...